LEYENDAS
La Noche de los Libros en el Mercado de San Antón
El Círculo Literario Mundi book realizó la lectura "Relatos de Barrio y Mercados" en el vestíbulo del Mercado de San Antón.
Cuentan múltiples leyendas de
distintas culturas del mundo, que el ser humano, último ser de la creación,
buscó desnudo por la naturaleza quien le dijera qué clase de animal era, pues el
creador no le había informado sobre su
identidad.
Intentó que la tierra misma que
pisaba le susurrara algo a través de los diferentes árboles y plantas, que si
bien eran bellos y, en ocasiones llenos de colorido, permanecían inmóviles a
causa de sus raíces. Solo se mecían sus ramas, hojas o flores a causa del
viento. Evidentemente no se reconoció en ellos y se marchó pensando cuan
diferente era, y se percibió extraño.
Luego probó con los animales de
diferentes tamaños, de distintos colores y formas, lentos o rápidos que vivían sobre la tierra, en las rocas o en los árboles; algunos se acercaron
curiosos a él, pero se marchaban luego indiferentes. Otros le miraban desde
lejos, cautos y expectantes. Unos le provocaban una sensación de inquietud bajo
la piel, un hormigueo de temor que lo asustaba. Pero ninguno hablaba ni se
movía como él, por lo tanto se sintió privilegiado, ajeno a ellos, distanciado…
Se dirigió después hacia las aguas
del mar, donde se sumergió, comprobando que no podía mantenerse dentro mucho
tiempo. Al contrario que los habitantes de aquel elemento azul y transparente, él tenía que respirar fuera. A pesar de la desilusión por no hallar las
respuestas que buscaba, permaneció largo tiempo contemplando en zambullidas
cortas la belleza de aquel mundo marino. No había ser similar a él y se sintió
lejano y superior.
Continuó su búsqueda, atraído ahora
por los animales que proyectaban en el suelo sombras en movimiento. Secándose
al sol, observó a las aves que iniciaban el vuelo desde el suelo y como se
alzaban hasta distintas alturas en un despliegue de elegancia, humildad o
falsa sencillez según los casos, buscando cambios y caminos invisibles de inalcanzables
y caprichosas geometrías. Ésta vez no necesito establecer ninguna comparación.
Supo inmediatamente que él no podía volar jamás.
Sigue diciendo la leyenda que la
fuerza creadora, al ver la confusión del
ser humano le dio la última capa de barniz, su principal creación quería más.
Le aumentó la consciencia y le dijo:
"Tú eres un ser humano y tendrás
compañero o compañera según salga de tu ser amar, independientemente de tu
género. Tu especie podrá dominar el espacio y el tiempo, permanecer sobre la
tierra hasta el fin de los ciclos. Sois los únicos seres de la creación capaces de pensar, de inventar, de sentir y
transmitir sentimientos al más alto nivel; de aspirar a ideales inalcanzables y
de realizar cualquier deseo racionalmente, de apreciar la belleza, de llorar o
reír. Formas parte de lo que te rodea, eres uno con la tierra, con el resto de los seres
que existen. Sois sus guardianes, mas no sus dueños.
Recuerda también que aunque muchas
veces sufras el olvido de todo esto, serás el responsable, igualmente, de
restaurar la dignidad a todos los hombres y mujeres por igual, sin que las
diferencias por cualquier causa entre personas, puedan frenar esta
ley de igualdad… Así mismo, aunque te consideres superior no olvides que
dependes de la coexistencia con los otros seres con los que has estado comparándote.
Sin ellos estarías solo, no tendrías nada; haz buen uso de ellos y se
agradecido. Tampoco te olvides de tus iguales."
Y tal como comentó la fuerza
creadora el ser humano, al poco, olvidó todo. Hubo guerras, invasiones
mutuas; ya ni se reconocía a sí mismo en el otro. El ser humano, la tierra, los
seres se fueron convirtiendo en un gran mercado; el mercado del mundo en el
cual todo tiene un importe, incluso nosotros mismos; donde la oferta y la
demanda reinan. Pensando que nuestras necesidades básicas serán cubiertas, con
más o menos convicción, seamos conscientes o no, nos hemos convertido también
en productos que como terneras, ovejas, pollos, merluzas, besugos,
calabazas, peras o manzanas…somos consumidos, repelados e ingeridos con
voracidad, mutuamente, pero con mucha más gula por nuestros alternantes
dirigentes o gobernantes, que tampoco se identifican con nosotros. Todos nos
sentimos ajenos, distanciados, comparados, consumidos; con hambre y con sed de muchas cosas, en
ocasiones sin techo; incluso nos pueden calificar como mercancías caducadas.
Sin embargo cada vez hay más productos que despiertan de una aparente única
realidad y se plantean convencidos que debe existir otra forma de vivir; tal
vez la han olvidado, tal vez haya que inventarla. Somos guardianes del mercado
del planeta, y por lo tanto de nosotros mismos en las distintas formas de
sobrevivir.
La violación de los derechos iguala
nuevamente a todas las personas, al igual que el derecho a la propia identidad,
necesidades básicas, sueños y aspiraciones. Esto se ha repetido a lo largo de los
siglos y no ha sido recogido por esta leyenda; eso forma parte del apartado más
triste de nuestra historia actual.
Estoy convencido que otra fábula puede
ocuparse de ello, que se llegará a despojar el mercadeo del pasado, que hay que recordar,
para no repetir. Os invito a comenzar a escribirla
entre todos... aquí, en el Mercado de San
Antón.
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