viernes, 28 de diciembre de 2012

LECTURA DEL RELATO "UNAS NAVIDADES DIFERENTES" EN CUENTOS DEL SOLSTICIO DEL ESPACIO NIRAM


Unas Navidades Diferentes


Casi todo el mundo esta de acuerdo, por unas causas o por otras, en que estas Navidades son diferentes personal y socialmente. Para muchos el cambio de año supone realmente un antes y un después. A pesar de todo hay que enfrentarlo con esperanza , buenos propósitos y sentido del humor.









sábado, 22 de diciembre de 2012

LO QUE EL ALMA GUARDA. POR DAVID M. VILLA MARTÍNEZ.


LO QUE EL ALMA GUARDA


LO QUE EL ALMA GUARDA


La conciencia nunca engaña siempre y cuando el alma sepa lo que guarda

¡Ya se sabe!  Si piensas una cosa y terminas haciendo otra, totalmente diferente a lo que realmente querías hacer, te sentirás inconforme contigo misma pasado el tiempo. Trato de evitar las conductas contradictorias, sobre todo si no quiero que luego me invada un profundo sentimiento de fracaso existencial.

Dar el paso de operarse para cambiar de género es un paso de gigante y en ocasiones me asaltan las dudas de si quedaré bien, de si la imagen de mi misma tengo en la mente se verá materializada con exactitud tras las operaciones y tratamientos hormonales. Por otro lado, en la vida no todos los momentos son buenos; hay algunos peores que otros e, incluso, algunos son indeseables. La transfóbia está aún muy arraigada. Pero la clave está en aceptar los hechos sin ningún tipo de frustración o enojo desmedido. El "pronto emocional" no me lo suele quitar nadie pero en mi está canalizar o gestionar adecuadamente esa avalancha emocional para que no me arrase.


En muchos casos puede costar mucho superarlos y me siento tentada a veces a recrearme en el dolor, la pena, las burlas, la incomprensión de familiares y amigos, los anhelos pendientes; pero soy consciente  de que no es culpa de mía, ni es culpa de mi alma que también tiene derecho a gritar; de una forma u otra también siente independientemente del cuerpo en el que ha sido alojada. Una reacción emotiva descontrolada o negativa para afrontar un momento duro es una clara muestra de debilidad y fracaso, pero no debo añadir más leña al fuego castigándome por ello. Soy como soy y debo de luchar por ello. No debo pedir permiso o perdón.


Nos suele pasar muchas veces en la exitencia, es algo normal en nosotras, en definitiva en todo el mundo. Aunque cueste iniciar el camino...la serenidad, el autocontrol y la visión positiva de las cosas son las mejores armas para enfrentar con éxito lo que nos toca vivir. 

Pero hay tener clara una cosa -yo si la tengo aunque me cueste llevarlo a la practica en algunas ocasiones-:  siempre hay que hacer lo que una crea que tiene que hacer, y más si me sale de dentro porque el interior nunca engaña. Ese es el que me da siempre respuestas verdaderas a todas las preguntas que interiormente me hago cada día. 

Nuestro interior grita muchas cosas en muchísimos momentos y no las hacemos por que estamos presas del miedo, la inseguridad o la desconfianza; porque nos dejamos llevar por una idea negativa que puede que ni exista realmente. Siempre hay que gritar si es necesario, de una forma u otra; el caso es no caer presa del silencio inmovilizador.

Así que seamos realistas. Siempre será mejor rodearse de verdades, sean dolorosas o no, que de mentiras útiles. Intento hacer lo que verdaderamente me nace de dentro en todo. Así, luego, pase lo que pase, nunca me quedo con dudas de que podría haber sido... La conciencia nunca engaña siempre y cuando el alma sepa lo que guarda.  Es la razón por la cual siempre seguiré siendo así y actuando en consecuencia con lo que me vaya deparando la vida. Lo tengo claro. De esa forma podre seguir el camino haciendo sonreír de nuevo a mi conciencia, al alma de mujer que estaba encarcelada en un cuerpo equivocado.


jueves, 20 de diciembre de 2012

UNAS NAVIDADES DIFERENTES


UNAS NAVIDADES DIFERENTES


Casi todo el mundo esta de acuerdo, por unas causas o por otras, en que estas Navidades son diferentes personal y socialmente. Para muchos el cambio de año supone realmente un antes y un después. A pesar de todo hay que enfrentarlo con esperanza , buenos propósitos y sentido del humor.


UNAS NAVIDADES DIFERENTES

       Hacía más de treinta años que Rut no sacaba de sus cajas las figurillas, palmeras, cactus y casas del nacimiento, cuidadosamente envueltos en hojas de papel de periódicos de la época de la caída del muro de Berlín, del neoliberalismo de Reagan, del accidente en Chernóbil o de que el grupo musical U2 arrasara entre los jóvenes. Con la adolescencia había perdido el interés en aquella tradición, si bien, por nostalgia, las había conservado a lo largo de los años; indultadas en varias mudanzas tras diversos intentos fallidos de deshacerse de ellas como de algo que ya no fuera valioso. En aquellos rebeldes años hormonales estaba más preocupada en ligar y salir de marcha que en permanecer en casa durante las celebraciones navideñas. Ahora se alegraba de su decisión final. 
      Al presente, ya que Angélica tenía edad suficiente para entender mínimamente la Navidad con sus tres años, había decidido junto a Noemí -su pareja durante trece veranos- recuperar el pasado. Cautelosamente las tres fueron desenvolviendo  aquellas entrañables figuras -de barro unas, de plástico otras- que habían sido adquiridas con cuidado y esmero durante años por sus padres, especialmente en la Plaza Mayor. Con cada ornamento vinieron recuerdos que la hicieron reír, compartir con su amada anécdotas cubiertas de polvo pero no exentas de nostalgia. 
     Inevitablemente, a pesar del cuidado en presérvalas del tiempo y del olvido, algunas de ellas se encontraban rotas o mutiladas. Aún así, con desperfectos y lesiones, Rut y Noemí aupaban a su hija para ayudarla a colocar las representaciones: el nacimiento, las lavanderas, los pastores, reyes magos y demás iconografía llena de matices personales en cada uno de los hogares. No se dieron prisa, disfrutaron de ese primer acto en familia para guardarlo como un tesoro. 
       Satisfechas por el resultado final tras varias combinaciones contemplaron el nacimiento unos instantes más, antes de acostar a aquella niña que a ambas había cambiado la vida desde que apareciera, ampliando el sentido de la palabra familia. Las madres le cantaron nanas y villancicos hasta que se durmió y, cogidas de la mano, se fueron a la cama con una sonrisa en los labios y el corazón henchido de amor. 


       -¡Que no, que no!... Te pongas como te pongas te digo que yo noto el ambiente muy raro -exclamó la lavandera de delantal azul, que intentaba lavar inútilmente la ropa en el río confeccionado con el deslumbrante papel de plata.
        -Algo raro sí que noto -respondió su anciana compañera a la que le faltaba una mano de arcilla-, pero no sé si es para tanto... ¡Han pasado muchos años desde que Rut nos sacara y nos oreara un poco! Es de noche y me ciegan las bombillas de colores intermitentes por la falta de costumbre. No estoy para mucho pensar. 
       -¡Te digo que esto es un caos! El Castillo de Herodes está en otro sitio y a este paso lo van a convertir de autonomía a país libremente asociado, si es que no se sale de Oriente Medio... No sé qué moneda usarían en ese caso... 
     -Yo no me meto en política -aunque estoy bastante indignada por muchas cosas-. Solo me consuela alabar a nuestro Salvador dentro de unos días, como hemos hecho siempre. Eso por lo menos no cambia aquí. 
      -Me encontré a José en el puente de corcho cuando Angélica me colocó ahí por error –que por cierto que es un encanto de niña- y le pregunté cómo estaban las cosas, si había notado cambios. Me llevé una sorpresa Durante siglos, desde que San Francisco de Asís creara el primer nacimiento viviente y que luego se extendiera bajo nuestra forma, las composiciones habían sido similares pero... ahora... 
       -Sigue, sigue... no me dejes intrigada 
       -¡Este año, ya sea por la crisis o por Benedicto XVI –que me da que va a ser esto último- se han quedado sin la mula y el buey! ¡Vamos, que en el establo se está ahora con tanto frío como en la calle! El Papa alega que nunca ha habido texto alguno que lo corroborara... Pero, ¿para qué son los pesebres? Animales tiene que haber por fuerza. El caso es que tras ocho siglos, y como no tenía nada mejor que hacer, han desaparecido como si fueran okupas desalojados y ahora están en un refugio para animales abandonados. Poco se ha podido hacer. Pido al Señor que al menos los apadrinen. Eso se ha puesto muy de moda. 
      -Si pudiera moverme ahora me quedaría con la boca abierta -replicó su compañera con elegante marujeo- ¡No doy crédito! ¿Qué me dices? 
     -Pues como te lo cuento. Y eso no es todo -susurró con complicidad- : la estrella que guiaba a los forasteros hasta aquí no es una estrella; ahora dice que es una supernova que estalló...Pero no lo comentes mucho, no sea que cunda el pánico. Con eso de las profecías mayas casi coincidiendo con estas fechas el ambiente está algo revuelto. 
         -Si estalló, se movió... ¿y cómo es que se paró precisamente en Belén y no se pasaron todos de largo hasta llegar a Egipto? Mejor no lo pienso que me entra dolor de cabeza. 
     -Ni idea....Dicen por ahí que hay un nuevo pregonero llamado Iker Jimenez que se hace eco de estos y otros misterios. Será cuestión de consultarle. Pero no me fío mucho. Su nombre no es judío, debe ser un gentil. 
    Callaron unos instantes, meditando y asimilando todas aquellas novedades. 


       -De lo que si me he dado cuenta -puntualizó el viejo pastor de ovejas desconchado- es de que hay mucha menos gente en Belén. 
     -Las hipotecas no pagadas, el desempleo y los impuestos romanos es lo que tienen -explicó el soldado romano pintado de rojo y plata, sin moverse lo más mínimo del serrín que imitaba la arena del desierto-. No sabes la de familias que han sido desalojadas, que se han tenido que marchar, sobre todo jóvenes. Muchos de ellos han partido a Galilea. 
      -Ya me extrañaba a mí no ver casi pastores, agricultores y comerciantes. Desde aquí -como no es el sitio habitual donde me colocaba Rut- no alcanzo a ver la tienda del herrero, ni el molino, ni a los cuidadores de cerdos... 
     -Me han dicho -explicó el soldado- que como eran autónomos les han breado a impuestos y que muchos han tenido que cerrar; apenas tenían para cubrir gastos. Ya se sabe: al Cesar lo que es del Cesar. 
     -Incluso las parteras y curanderos andan protestando por las calles vestidos de blanco, pues Roma ya no quiere que sea un trabajo público y quiere privatizarlos -dejó caer el pastor-; la enseñanza en el Templo es cada vez más cara; despiden a muchos rabinos y los que quedan tienen más alumnos. 
    -De eso no puedo hablar, pero hay clamores en las calles. Solo puedo explicarte eso. Yo no te he dicho nada- suplicó-. De lo contrario me causarías problemas con mis superiores. ¡Bastante tenemos con que nos hayan rebajado la soldada! 
     Ambos callaron durante un rato, contemplando su nuevo espacio en la ciudad imaginaria, sin llegar a entender que lugar ocupaban en este nuevo escenario. 

        A lo lejos, casi fuera de Belén, el cagador Mariano intentaba fertilizar con sus heces la tierra. Hasta el momento estas figuras -fuera quien fuera el personaje representado- se consideraban un símbolo de prosperidad y buena suerte para el año siguiente. La tradición del caganer estaba aceptada plenamente por la Iglesia. Colocar esta figura en el Belén, traía suerte y alegría; no hacerlo comportaba desventura. Al menos hasta el momento, pero, ¡estaban cambiando tantas y tantas cosas! Cabía la posibilidad de que la sustituyeran por otra ante sus improductivas defecaciones. 

       María intentaba calmar a José tras esa pequeña y puntual crisis de ansiedad que había sufrido tras recibir aquellas inesperadas noticias. 
   -Tranquilo Pepe... ya verás como nuestro Dios no nos abandona. Él -que todo lo sabe- pondrá remedio a nuestras tribulaciones. 
     -Lo sé Mari, pero me he quedado perplejo. Más de dos mil años casi sin cambios y ahora parece estar todo patas arriba. Sabes que siempre he tenido actos de fe, como cuando se presentó el Ángel del Señor ante ti para anunciarnos la Buena Nueva. Pero estos sobresaltos… 
      -Lo sé Pepe, lo sé...-sosegó María con dulzura. 
    -Empezaron con los pajes y su expediente de regulación de empleo. Todos despedidos: con el cariño que les tenía y lo majos que eran. 
      -El Señor proveerá -insistió María. 
      -No lo dudo. ¡Pero me indigna que Baltasar con su sabiduría y gentileza haya sido considerado ilegal por ser negro y le hallan expulsado. Por no hablar de Melchor y Gaspar, que como son viejos y por lo tanto pensionistas, tendrán copago y repago por sus recetas... ¡Con lo mayores que están ya y tanto tiempo trabajando¡ 
   -Tranquilo, que al ser Magos seguro que encuentran la solución. 
     -Mari, corazón -sonrió con complicidad-. ¡Que eso es lo que se les dice a los niños para explicarles como entran por la ventana de un séptimo piso con camellos y todo! 
      María Cambio de conversación.
    -Sí, estas son unas navidades duras....pero recuerda que las hemos pasado peores a lo largo de la historia. A pesar de ello, seguimos aquí...Somos portadores de ilusión, luz y esperanza de que un mundo mejor está por venir y es posible. Al menos este año los científicos han descubierto y confirmado la existencia del bosón, la “partícula de Dios”, la pieza que les faltaba para entender el funcionamiento de la masa y por ende, del Universo; este año mucha gente ha despertado de su letargo de creencias, de su comodidad de pensamiento, puede que de verdad intenten dar un cambio a su vidas y  a la sociedad. 
     -Si respondió José -somos los padres del más grande de los milagros: Dios hecho hombre, caminando entre nosotros dando Luz cuando todo parece estar a oscuras. 
      María sintió que el niño se movía en su vientre. 
    -Hablando de la Luz... creo que ya viene el Mesías –dijo el Ángel desde arriba sonriente, intercediendo por unos pasajeros de la línea Ryanair cuyo avión tenía poco combustible-. 
     -Sí, ya viene -confirmó María-.

       A la mañana siguiente ninguna de las madres se dio cuenta de que algo había cambiado en el nacimiento. Solo Angélica -con sus ojos brillando de inocencia- fue capaz de verlo, pero sin llegar aún a entender. Solo sentía. Al fin y al cabo su nombre significaba la mensajera de Dios…



lunes, 17 de diciembre de 2012

LECTURA DE "EL ARTESANO" EN EL ÁGAPE LITER-SOLIDARIO ARTÍSTICO DE AGÁPITOUS





Todos podemos ser creadores...Cada uno debe decidir cual es su mejor obra maestra.



EL ARTESANO


 Cortesía de Norberto

Cortesía de Victor

Ágape liter-solidario artistico en Subiendo al Sur 15-12-2012 convocado por el Grupo Agapitous. El bullicio se debe a que,  como restaurante que era el lugar de encuentro, no estábamos solos.




lunes, 10 de diciembre de 2012

Reflexiones sobre "Validation"



REFLEXIONES SOBRE "VALIDATIÓN"



Me ha llamado la atención este vídeo y creo que encierra una manera de entender la vida de una manera más plena,sana  y optimista.
Incluso con los seres cercanos y queridos, ¿validamos o invalidamos?

Reflexiones sobre "Validation"

     Es curioso como es la vida; nos depara sorpresas.  Eso lo sabemos todos y es lo que solemos decirnos mutuamente con cara de asombro en ocasiones y con expresión de desdicha en otras. Es la rueda de la vida.
     Nos es familiar el dicho "se siembra lo  que se recoge" aunque pienso que, en la mayoría de las ocasiones no terminamos de creerlo del todo. Estamos absortos en nuestros pequeños o grandes problemas, como si estuviéramos dormidos, anestesiados  ante la mayoría de la gente que nos rodea. Somos críticos, egocéntricos, buscamos nuestra propia satisfacción. En si eso no es malo, pues si no empezamos a valoramos nosotros... También nos aferramos a nuestras victorias, logros o proezas   que no siempre somos capaces de compartir adecuadamente. En ese intento de compartir lo bueno, ¿no transmitimos pretenciosidad, suficiencia, soberbia, arrogancia sembrando sin darnos cuenta la envidia en los terrenos abonados para ello? Dependiendo de nuestras semillas la tierra nos devolverá un tipo de frutos u otros. La tierra no tiene la culpa, es solo un receptáculo.
     Solemos trabajar en nuestra autoaceptación o autoestima pero no siempre en la de los demás. Ante muchas situaciones en la vida andamos tristes, cabizbajos, ausentes de lo que nos rodea. Es entonces cuando unas palabras de ánimo -y no de censura- nos sirven como un refrescante bálsamo ante las quemaduras de las experiencias.
     Somos VALIOSOS, SOMOS ÚNICOS pero generalmente lo olvidamos ante las preocupaciones, complejos, comparaciones a los que nos vemos enfrentados. ¿Cuando fue la ultima vez que te lo dijiste a ti mismo y, especialmente, a otros? No me refiero a las mentiras corteses admitidas socialmente o a los intentos de peloteo cultural en los que subyacen motivos ocultos. ¿Cuando fue la ultima ocasión en la que sin esperar nada a cambio pensaste o dijiste algo similar a "eres valioso" a alguien?
    Aunque sea con la mejor intención tendemos a relacionarnos desde la corrección del comportamiento ajeno; cuando nos sentimos "más preparados", con "mayores conocimientos" e incluso "más realizados personal o espiritualmente" solemos caer en la inconsciente tentación de hacer más tangibles las vulnerabilidades ajenas desde nuestra posición de "privilegiados". En definitiva, pensando que mucha gente tiene -o debe tener- nuestra peculiar percepción del mundo y de la realidad dejamos caer críticas veladas -medio en broma, medio en serio- en las que dejamos en evidencia el talón de Aquiles. 
     El mensaje planteado en el vídeo me hace pensar que el optimismo, la alegría,  el reconocimiento de la valía de los otros está difusa ante nuestra propia perdida de objetivos o, por el contrario, por tenerlos demasiado claros. Es cierto que el planteamiento sea algo exagerado, pero...¿que nos cuesta hacer sentir bien a los demás con nuestras palabras o actitudes ante aquellos valores positivos que todos poseemos y que podemos reconocer en los otros?
     Creo que aunque halla sentido estas cosas no siempre las he verbalizado y menos a desconocidos. ¡Parecería un loco! Comparamos nuestros criterios con los ajenos, juzgamos y etiquetamos. Evidentemente no podemos o debemos estar de acuerdo con todos, con situaciones sociales instauradas que ya no tienen sentido, o con injusticias manifiestas. Me refiero al dar valor personal al Ser individual a pesar de que sea gente tóxica o manipuladora.
     Es posible que esa pequeña cadena de valoración, de despertar una sonrisa pueda cambiar el curso de un día de una persona, de un mes, tal vez de toda una vida. Es posible que esa comprensión de la riqueza de la individualidad nos sea devuelta para cuando la necesitemos. Podemos dar con casos difíciles o que nos arrebaten las fuerzas -como en caso el protagonista-; tal vez el fruto tarde más en germinar de lo que esperábamos pero con cosecha más generosa.
        De alguna manera he experimentado las coincidencias, las teorías de los seis grados de separación o del efecto mariposa.
       Me he propuesto centrarme en lo valioso a pesar de que requiera cierto esfuerzo... 
         ¿Y vosotros? 




martes, 4 de diciembre de 2012

LA MUDANZA. DAVID M. VILLA MARTÍNEZ





 ¿Hay momentos irrepetibles e ilusionantes en nuestras vidas que pueden marcar un antes y un después?¿Somos conscientes de cuando empiezan y terminan?

LA MUDANZA  

Recogió la última caja que horas antes había formado parte de un grupo de diez u once, en las que había guardado sus libros y que, dispuestas en el suelo del salón, quedaron para concluir la mudanza.
A punto de traspasar la puerta y salir al pasillo que la conduciría hasta la calle, y soportando a duras penas el peso, cedió a la tentación de volverse. Contempló unos últimos segundos las paredes con los escasos elementos decorativos que originalmente poseía la casa alquilada, camuflados en esos momentos en una semi oscuridad que parecía destinarlos al olvido.
Insensible a la presión de las aristas de cartón que se le calvaban sin piedad en sus dedos, se abandonó al recuerdo, repasando, a medida que sus ojos que se acostumbraban a la oscuridad, los recovecos que durante seis años fueran cómplices mudos de sus alegrías y desdichas.
Todo rastro de nostalgia se esfumó, no obstante, al poner en marcha el coche, ya cargado, e iniciar el último viaje hacia la vivienda que comprara meses atrás, tiempo que había empleado en reunir los colores y las formas forjados en mil y una fantasías y proyectos que poco a poco había convertido en realidad.
Aparcó cuidadosamente cerca de la nueva casa, elevada hasta el tercer piso de un edificio de color marrón. Tras varias subidas y bajadas, realizó el viaje final, que concluiría finalmente su sueño: tener su propia casa.
Una vez más, subió los escalones y al parar delante de la puerta, no logró distinguir si el temblor de sus piernas era a causa del esfuerzo realizado o a la excitación, contenida con dificultad, ante la proximidad de algo tan largamente anhelado. Sosteniendo el bulto bajo un brazo, sacó con la mano libre las llaves de uno de sus bolsillos y tras abrir la puerta, con la caja empeñada en cambiar constantemente su centro de gravedad, casi se arrojó dentro de la vivienda.
Fue incapaz de evitar dar un grito prolongado al comprobar que el suelo que debía de haber pisado, y cuya instalación supervisó personalmente, había desaparecido y ella, seguida por la caja de libros, caía, sumergiéndose cada vez más en la oscuridad de un mundo amenazador y vacío.
Casi al instante la fuerza de la atracción inesperada que la obligaba a caer sin fin, fue sustituida por un dolor repentino en el costado y brazo izquierdos. Al sentir el frío del suelo y reconocerse al pie de la cama recuperó de golpe la conciencia, aún con el recuerdo intenso, casi real, del sueño del que bruscamente acababa de despertar.
Recogió los libros que, ahora dispersos por el suelo, debía de haber arrastrado desde su mesilla de noche en su corta caída. Aunque aún no había amanecido aprovechó para iniciar la mudanza a su nuevo hogar.
Resultó ser una jornada agotadora de viajes, subidas y bajadas, forcejeos, tropiezos, golpes, cardenales, carreras y sudores, pero a media tarde por fin recogió la última caja que horas antes había formado parte de un grupo de diez u once, en las que…