viernes, 22 de enero de 2016

MUSICA EN NUESTROS CUERPOS.POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ


Música en nuestros cuerpos

Es al verte cuando resueno con ritmos nuevos.
No aprendidos.Sentidos alerta expectativos.
Ambos nos mostramos alegres, divertidos.

Nos vemos.
Nuestros ojos tocan sin palpar.
Las aves alzan el vuelo para podernos contemplar,
los ríos cambian su curso para no molestar.

Las fieras se asientan y apacientan,
hasta que las podemos domar.
A nuestros pies,nuestros miedos,
domesticados están.

Nos acercamos, damos un paso más.
Hemos reconocido nuestros rostros
tras esta envoltura carnal.

El sol nos da el mismo calor,
nos atempera para el siguiente descendimiento.
Los pasillos largos se acortan,
estamos en el mismo sendero.

En un acto de fe,
hacemos el salto del ángel
desde lo alto de nuestras cascadas
para caer impecablemente en el lago del otro

Ya no dan miedo las fieras,
las tenemos en las manos,
chapotean cuales gotas indefensas.

El águila vuela,alzamos nuestras cabezas.
Me señalas con el dedo aun pequeño oso mio que bosteza.
Junto a ti yace un jaguar negro que cordialmente,
junto a mi fiera se adormece.

Damos unos pasos saltarines,
 por dentro,sin que lo parezca.
Es la música que emitimos la que resuena.
Es divertida, es de las que corteja.
Ya ha enredado nuestras manos
como si fuera una madeja.
Nos lía y nos lía más;
juguetonamente nos enreda.

Cantas. Al principio no te entiendo.
pero luego, en mi interior la letra la comprendo.
Con todo nuestro ser,
sin premeditación,
nos estamos seduciendo.

En las pupilas, dilatadas,
hacemos un nuevo descubrimiento.
Mis músculos se mueven a tu compás,
oscilan ante ti sin más.
Somos dos hombres que,
frente a frente,
pecho a pecho ante si están.
Nos sabemos acariciados,
sin tocarnos,
como preludio delicioso
de lo que intuimos a de venir.

Extraño es, siendo como era.
pero hoy soy como soy:
Danzo, bailo,dejo sentir tu música dentro de mi
sin importarme si la letra entiendo
si soy hábil o  torpe en el movimiento.

Me dejo llevar,me dejo sentir;
me permito embriagarme con aquello,
con aquello que mueve mis miembros
como si vida propia tuvieran.

Luego viene la sonoridad del mantra que es tu imagen
como un susurro,como algo que adormece la inquietud,
que las dudas despeja;
que cobra forma, color, textura en la mente
como si fuera un descubierto diamante.

Glorifico mi cuerpo en tu cuerpo.
No tan solo con el placer del goce,importante.
Sino en el roce,la caricia,
la ternura expresada cuando,
como instrumentos musicales
somos capaces de arrancarnos
nuevas melodías y acordes.

¿Qué corchea hemos pasado por alto?
¿Cual hemos repetido?
Vibraciones, música hay en nuestros envoltorios.
Tus manos arrancan notas y colores del mio,
como si fuera un piano.
Tu aliento me trasmite do-re-mi
y sabores en movimiento.
Tus ojos son partituras que me indican
que he de componer en el tuyo en cada momento.

¡Te toco, te siento!
Tus caderas son acordes al viento.
Tus cabellos se electrizan en el tercer movimiento.
Tu lengua y la mía son batutas,
que compiten en cual ha de ser la mandante.

Se compone, se improvisa sin escasos lamentos.
Me convences y me entrego:
soy ahora tu partitura al viento...
Y al instante siguiente
eres tu partitura en blanco.
Sobre tu frente escribo con el dedo.
Pones la mano en mi pecho,
percibes tambores en ese momento.

Dulces pieles de melodías improvisadas somos.
¡El goce de palparnos es intenso!
Más no hay prisa en componer nada fijo;
lo que hacemos es estar componiendo.

Mi cuerpo es un xilófono sobre el cual recitas sosiego.
es así como me siento.
Poco a poco, la pasión incrementa su momento,
cuando paras dejo escapar un leve lamento.

Ahora escucho tu jadeo, que se hace,
poco a poco mas intenso.
Somos de nuevo un mismo instrumento.
En el vello de tu pecho
redoblar de tambores siento.

¿Llueve? ¿Suenan las campanas?
¿Es fuera o aquí dentro?
Acuno tu mano en ese momento.
¿Quien es lluvia, quien campana?
Somos diapasón que mide ambos momentos.
Captamos la humedad del otro como tierra seca del desierto.
La campana toca a vida, y no a muerto.
Pletóricos están nuestros cuerpos.

Sobre nosotros se han formado luces.
Nos sobrevuelan y son como las del firmamento.
Son las notas que hemos tocado
y que han pillado al cosmos en desconcierto.

Yo te beso...Yo te beso...
Dulce lastimero grito escapa
cuando yo en ti resueno.
eres mi eco¡
reverberas lo que te doy al universo.

Llega la hora de las estrellas,
seguimos componiendo.
Tu abres, yo entro..
El compás girará y girará en cualquier momento.
Estamos afinados como un solo instrumento.
Y ambos nos repetimos, aunque ya lo sabemos:
¡no solo es sexo!

Las campanas desafinan,
la lluvia se hace antojadiza.
En momentos parece que morimos..
Melodía acabada, suspiros,
en los que abrazados nos quedamos
 adormilados,empapados,satisfechos ...