martes, 8 de diciembre de 2015

YA HA SALIDO EL NÚMERO 17 DE LA REVISTA GRATUITA GAY+ART






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jueves, 12 de noviembre de 2015

ELLA. POR DAVID M. VILLA MARTÍNEZ



RETRATO DE UNA SOLEDAD EN EL OTOÑO DE LA VIDA: UN AFECTO Y COMPLICIDAD PERDIDOS  



ELLA


Mis pensamientos vuelan esperando la inminencia presumible de la muerte, mientras la vida escapa de entre mis labios con el gemido efímero de aquél que se siente virtualmente al borde de lo que tanto ha deseado. Diez años pasaron ya desde que aquellos dulces jugueteos y caricias dejaron los míos de alimentar, de que mis sentidos se expresaran torpemente a lo largo del resto de mi existencia, pues ya no había nadie con quién me sintiera cómo con ella. Ella fue la primera. En todas la veía y a ninguna he logrado querer como a aquella.

Murió, como una más de entre las anónimas vidas que la fea Parca -monstruo grande y negro- exige sin piedad como libación ritual en culto sangriento. Murió... murió... murió... , me lo repito una y mil veces, pero algo dentro de mí se niega a aceptarlo. Es demasiado duro, es demasiado triste, demasiado... 

He esperado día tras día a que aparezca, alegre, rebosante de vida, de calor, de sangre palpitante y no como sangre inútilmente perdida. Espero, porqué la casa es grande y la siento vacía; porqué los ecos de su silencio aletean. Miro a un lado, miro a otro, y continuamente los recuerdos de tiernas escenas me embelesan. Espero, inútilmente, volver a sentir su cabeza en mi pecho, sus miembros atrapados en mi cintura, su dormitar plácido cuando se recostaba en mis piernas.

¡Murió! Sin saber por qué moría. ¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué no me llevaste contigo? ¡No!, No pienso que así lo quisieras. Pero, ¿no ves que ahora no puedo acariciarte ni tenerte entre mis brazos?

Ella, pálida y radiante como el amanecer trémulo de una primavera, silenciosa como la escarcha depositada en la noche. Era hermosa, pero el más rico origen de encanto no radicaba en su exterior, sino más bien en su interior escondido y refulgente que atacaba con insistencia y con piedad el mal que había en mí y que raramente quería reconocer. Supuso, en cierto modo, la voz de mi conciencia.

Porque germinando de la tierra calmaba mi sed su fruto maduro, prieto de pulpa y zumo vital. Ahora, germinando de la tierra, después de tantos años, me sostengo cual árbol sin frutos, sin obras que puedan ser semillas a la hora de que la leña de mi cuerpo se corrompa y sea también, posiblemente, pasto de las llamas cómo inútiles troncos que ya no se asemejan a lo que fueron.

Por ello, durante años, por no mirar al mundo que te arrebató de mí, agacho la cabeza con vergüenza ajena, con el mirar triste, hablar huidizo, semblante pálido y desolado; agacho la cabeza resentido, devorado por el odio, por el olvido de tu faz paulatino y por ello, sin paz dolido. Agacho la cabeza, mas no humilde sino duro altivo en mi hundimiento y con furor desabrido. Me tienta la sumisión, pero es el corazón el que recupera la entereza.

Pero de mi corazón, no de la tierra, germina la esperanza; por qué ella, bella entre las bellas rosas marchitas, primorosa entre los montes áridos y calcinados de mi interior, bonita entre las ruinas de mis proyectos e ideas cuando aún no había despertado del letargo que el odio y resentimiento me habían provocado y alimentado; ella, preciosa entre lo deformado, me dio nueva existencia.

Levántate frente, acoge tu dignidad inherente, tanto en los momentos de interior lucha, cómo en la hora decisiva y, a veces temible, de la triste escucha. ¡Levántate, no te hundas! No consientas corazón mío ser también destruido, si no por las armas, por el delirante raciocinio.

¡Pobre de mí, cuanto tiempo perdí! Roce sus pelos cómo en un sueño, con la inquietud y sensación que se tiene cuando se toca algo que se cree prohibido y a la vez maravilloso. Nada había en ellos que no dejara de traslucir la cariñosa personalidad de su dueña.

Ahora, mis sienes plateadas desde hace tiempo me traen noticias de que un invierno total e inminente se acerca a los noviembres de mi vida; y así, mientras tanto, anhelo y sueño con la eterna primavera por venir, a la cual me acercaré de nuevo y para siempre a mi perra en un infinito y tierno abrazo por el fin de los tiempos, donde las lágrimas no existirán, ni habrá dolor, ni caninos cuerpos que sean arrebatados por borrachos y mezquinos conductores, y habrá vida, y habrá calor.

Lo que me diste nadie me lo arrebatará, está dentro de mí. En mí interior permanecen la fidelidad, la paciencia, la mirada sin reproches, la alegría al recibirme al llegar a casa tras una larga jornada, el restregar de tu cuerpo en mis piernas como si algo de gato tuvieras, los brincos, saltos, juegos, destrezas; los momentos en los que sólo a ti te tuve como única compañera.

Llegué a quererte, quizá egoistamente, más que a los seres humanos, pues en mi ser nunca me sentí tan admirado y aceptado como por ti.



La reina no es la muerte, ni el rey el olvido, sino tú, mi chucha callejera.




lunes, 12 de octubre de 2015

EL NUMERO 16 DE LA REVISTA GRATUITA GAY+ART YA ESTÁ AQUÍ




 


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martes, 11 de agosto de 2015

EL RELATO "RITUAL DE AMOR", de David Mario Villa Martínez, incluido en el II PREMIO INTERNACIONAL DE RELATOS MIL PALABRAS - TERROR






II PREMIO INTERNACIONAL DE RELATOS MIL PALABRAS



Ediciones JavIsa23 organizó con la colaboración del grupo de facebook "Como triunfar en la literatura sin Morir en el intento", el II Premio Internacional de Relatos "MIL PALABRAS" 2014, con el tema TERROR.
Si bien la publicación de la recopilación se ha demorado unos   meses, todo llega:
¡Mi relato "Ritual de amor" ha sido incluido!





lunes, 10 de agosto de 2015

EL NUMERO 15 DE LA REVISTA GRATUITA GAY+ART YA ESTÁ AQUÍ






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domingo, 28 de junio de 2015

EL ARTESANO. POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ.




Todos podemos ser creadores...Cada uno debe decidir cual es su mejor obra maestra.


EL ARTESANO

Ese día el artesano tenía dificultades para concentrarse en lo que sus manos tallaban. La madera se le antojaba áspera, estéril, torpe para descubrir la maravilla de sus formas y volúmenes a medida que con los golpes maestros, perfeccionados a fuerza de ser repetidos, arrancaba del tronco macizo, aún cubierto en parte por la corteza oscura, astillas finas, de unas dimensiones breves, casi medidas.
Nunca hasta el momento había sido tan consciente de lo limitado de sus intentos por devolver parte de su fuerza primitiva a aquello que fue sólido sustento del milagro verde de la Naturaleza. Esculpía una imitación del movimiento en figuras congeladas, cincelando el brillo de una mirada bajo una capa de barniz, adornando de colores vivos lo que ya no tenía vida.
Tras haber visto su gran obra, cualquier intento de apartarla de su pensamiento era fútil; la contemplaba como si estuviera en su presencia y su fantástica visión hacía que todos los objetos que habían salido de sus manos, alabados en exposiciones y codiciados por coleccionistas y decoradores, quedaran sin valor, reducidos a reflejos pasajeros del arte auténtico.
Siguiendo un apremiante impulso, abandonó el taller, con tal urgencia que olvidó colocar el cartel que rezaba:”vuelvo en unos minutos”. En el trayecto hacia su casa recordó la omisión, pero fue incapaz de alterar su camino, sus pies, como si fueran dueños de  voluntad propia, no parecían dispuestos a perder un solo minuto en regresar.
A pesar de que no lo esperaba aún, su compañera no se extrañó al verle llegar, aún antes de confirmar en sus ojos la causa de su vuelta anticipada.
Caminó hasta el dormitorio y contempló, exhausto por la carrera y ahogado por la emoción, el comienzo de la vida, impresionado como el primer día ante la fragilidad de la cabeza menuda, ahora lo único visible de la figura en reposo. Advirtió el pequeño torso, apenas dilatado por una leve y tranquilizadora respiración, que mecía suavemente las alegres sábanas; las proporcionadas extremidades que se estiraban y encogían en intervalos irregulares en una comunicación sin palabras.
Sin apartar la vista del ignorante durmiente, acercó una silla y al sentarse, sintió las manos de su mujer apretando sus hombros. Estiró  una de las suyas hacia el pequeño cuerpecito para asegurarse, una vez más, de su realidad y  -ajeno a todo lo que no estuviera en aquella habitación- disfrutó, perdido el control del tiempo, de la más perfecta de sus creaciones:
Su hijo.



viernes, 19 de junio de 2015

LA PRIMERA NOVELA QUE PUBLIQUÉ, "DIARIO DE UNA IMPOSTURA", AHORA DISPONIBLE EN AMAZON EN VERSIÓN KINDLE



A la edad de veinte años, Miguel ingresa en un convento en un intento casi inconsciente de huir del mundo y sublimar una orientación sexual que es incapaz de aceptar. Renunciando a todo lo conocido, su pasado, sus amigos y su familia se incorpora en una comunidad que espera le proporcione la paz. Lo que no consigue es renunciar a si mismo. 

La soledad, el profundo sentimiento de culpabilidad y vergüenza, las continuas luchas entre la dicotomía de sus creencias religiosas y su homosexualidad le llevan desde el principio a escribir un diario, en el que poco a poco va vertiendo todo lo que lleva dentro y que ha estado reprimido durante años. Descubrirá que aquello de lo que esperaba escapar, se encuentra también entre aquellas paredes. A través de farsas, imposturas e hipocresías se impone la realidad de que la homosexualidad es algo habitual entre sus compañeros de comunidad hasta límites insospechados. 

El desmoronamiento de sus creencias religiosas básicas, la contemplación de una realidad incuestionable, el surgimiento de un amor no buscado y las eternas preguntas con nuevas respuestas le conducen a la rebelión, hacia una evolución moral y personal inesperadas tras una larga crisis de identidad: se abre ante él un mundo distinto, en el cual la autoaceptación es simplemente el primer paso... hacia la libertad. 

Este libro fue publicado anteriormente en formato físico bajo el seudónimo de Miguel Martín (de ahí el nombre del protagonista), debido al tabú que suponía relacionar en una misma obra homosexualidad e iglesia. Hoy sale a la luz por primera vez en formato electrónico bajo su verdadero nombre, David Mario Villa Martínez.


lunes, 8 de junio de 2015

REVISTA DIGITAL GAY+ART NÚMERO 14






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viernes, 5 de junio de 2015

LECTURA DEL RELATO "EL OKUPA" POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ EN LA FLAUTA MÁGICA.





La vida da muchas vueltas, todo cambia y lo que creemos saber acerca de nosotros y de nuestro entorno se encuentra en continua evolución. En ocasiones vivimos la existencia como una guerra y nos podemos sentir invadidos.




martes, 19 de mayo de 2015

RELATORES 8.0 PRESENTA SU PRIMERA ANTOLOGÍA "LIQUIDACIÓN POR CIERRE. ANTOLOGÍA DE RELATOS SOBRE LA CRISIS"





El 22 de mayo, Relatores 8.0 presenta su primera antología: "Liquidación por cierre. Antología de relatos sobre la crisis" en la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid.

Será dentro del programa de la clausura del congreso anual de los estudiantes del Máster en estudios literarios de la UCM: "La literatura y las artes frente a los estados de crisis".

Participamos en este recital junto a muchos otros autores que realizarán lecturas tanto de relatos como de poesía. El acto comenzará a las 17:15h.

Estamos muy felices de poder hacer este anuncio y, por supuesto, os invitamos a todos a asistir para conocer tanto nuestra obra como las de los demás autores que participan en este acto.

Un saludo de parte de Carmen, Dani, Mili, Cristina, Jonathan, David y Cova: ¡Relatores 8.0!

Aquí tenéis la información de todo el evento:



viernes, 8 de mayo de 2015

RECITAL BENÉFICO A BENEFICIO DE RUTH ANA LÓPEZ CALDERÓN






La semana que viene vamos a poner todos nuestros esfuerzos para ayudar a una persona que ama la literatura tanto como nosotros pero que está pasando por una situación crítica. La poetisa Ruth Ana López Calderón padece un tumor cerebral y en su país (Bolivia) no disponen de servicios médicos públicos para ayudarla, por lo que necesita dinero para poder tratar su enfermedad.

Desde la Comunidad Literaria Magerit nos gustaría ayudarla y hemos preparado un recital, donde varios miembros de nuestra pequeña familia leerán poemas de esta poetisa.

En esta ocasión, no sólo os invitamos a asisitir, sino que os pedimos que también animéis a vuestros amigos y familiares a venir. Podremos disfrutar de un precioso recital y además destinar la recaudación a ayudar a Ruth Ana.

Como siempre, en el café La Flauta Mágica, en la calle Alcántara 49, a las 20h. Será el próximo lunes, 11 de mayo de 2015.

Para asistir sólo tenéis que enviar un correo a info (arroba) comunidadliterariamagerit.com, será necesario hacer una consumición (en la que nuestro margen irá a esta causa), pero también pondremos una hucha para que quien lo desee aporte un poco más, lo que cada uno quiera.

Si no podéis estar y queréis contribuir, también podéis ayudar de otras formas:

-Comprando en Amazon su libro de poemas, Desde las profundidades:



-Haciendo un depósito de la cantidad que deseéis en la cuenta 290-1113338 a nombre de Ruth Ana López Calderón en el Banco Nacional de Bolivia. .CÓDIGO SWIFT: BNBOBOLX
Teléfono 591-2313232.

Camacho esquina Colón, número1296
La Paz- Bolivia
-Haciendo una donación a través de la Red de Amor para Ruth Ana:




Cualquier ayuda será bienvenida. Esperamos veros a muchos el próximo lunes.

domingo, 3 de mayo de 2015

CULO VEO, CULO QUIERO (AUDIO RELATO).POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ




CULO VEO, CULO QUIERO (AUDIO RELATO)
POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ


Los refranes tienen su aquel y en este caso puede censurar jocosamente a los caprichos, a quienes se les antoja cuanto ven. ¿O tal vez no siempre es aplicable? 


miércoles, 8 de abril de 2015

REVISTA DIGITAL GAY+ART NÚMERO 13




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sábado, 7 de marzo de 2015

ELEVARON.POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ

ELEVARON


EL UNIVERSO ESTA EXPECTANTE ANTE ACONTECIMIENTOS Y LUCHAS INESPERADOS. LA DESTRUCCIÓN Y LA NADA  PERMANECEN DURANTE EONES. ¿QUIEN ES QUIEN? ¿QUE HA SUCEDIDO? ¿DONDE ESTÁ LA SALIDA?



ELEVARON



Elevaron sus brazos al tiempo que recitaban extraños cánticos llenos de devoción a sí mismos. Como si desearan alcanzar las supernovas, articularon los versos de sus manos de manera armoniosa, acariciando el éter mediante complicados dibujos de significado invisible. Sus ojos ciegos intentaron captar una luz que ya no existía, de sus oscuras cuencas vacías manaba sangre maldita sustituyendo las lágrimas piadosas que no fueron vertidas en su momento. Silencio, sobrevino el silencio. Dolorosa espera repleta de esperanza vana.


Tanto los simples harapos como las ricas y coloridas vestiduras se desbarataron sin pureza. Confusos, caminaron desnudos, desposeídos, por los pedregosos senderos incandescentes, contemplando vívidamente en su imaginación el recuerdo de parajes anteriores al desguarnecido que ahora existía. Dunas, montículos, vientos ardientes, calor, desolación... Como almas en busca de un cuerpo que les acogiera fueron deambulando desesperadamente, chocando unos con otros, preguntándose mutuamente:



-¿Dónde se encuentra el camino? ¿Dónde está la luz? ¿Por qué? 





Recíprocamente se interrogaron obteniendo la misma respuesta, en cada momento más cargada de desesperación.

-¡No lo sé! ¡No lo sé...! 

Sus sarmentosas y resecas manos palparon el suelo agostado, sus grietas, sus cenizas, en busca de algo vivo además de ellos mismos a lo que aferrarse. Sólo encontraron cadáveres, cuerpos inertes, consumidos que, al roce de su tacto, se transformaron en polvo, polvo gris, polvo muerto, polvo agraviado que escapó aturdido para posarse perezosamente a sus pies. Vino la noche, más ellos sólo notaron su presencia el percibir momentáneamente el frío alivio sobre sus llagas y ampollas. Los escasos cabellos que les quedaban se quebraron, desaparecieron desmenuzados de sus cráneos; las uñas se desprendieron de sus dedos tras tanto intentó fútil de asir algo en un universo intangible. La carne hedionda se desprendía a colgajos purulentos. De nuevo se preguntaron:

-¿Dónde está la luz, donde el calor? ¿Por qué? ¿Dónde se encuentra la salida?

Una vez más ninguno pudo erigirse como el portador de la respuesta, de la esperanza. Y la angustia les fue invadiendo más hondamente con matices refinados y desconocidos, la desesperación atenazaba sus conciencias abotargadas, el aterimiento traspasó sus cuerpos alcanzando sus entrañas causando un dolor cercano al de la muerte. Asustados comenzaron a empujarse primero, para reñirse abiertamente luego. Encogidos, empobrecidos, quisieron evitar gemir, pero ni aun eso consiguieron. Retazos de gangrenados recuerdos de otros tiempos vividos, de otras existencias distintas y placenteras se materializaron en sus mentes con la dulce melancolía de aquello que fue bueno y que perdieron. Las lágrimas de sangre se intensificaron al ser momentáneamente conscientes de aquella otra vida de la que fueran despojados. En aquel momento, las temperaturas cercanas al cero absoluto las helaron casi inmediatamente.

De pronto, el silencio se quebranto. Un rumor se fue acercando lentamente hasta que, bruscamente, se convirtió en un lamento ensordecedor. Los ecos de dolor de los que quedaron atrás, de aquellos que fueron destruidos, de aquellos que perecieron antes que ellos traspasaron sus mentes. Como un gemido incoherente de significado se fusionó con sus propios lamentos. Remordimiento, el remordimiento se alió al frío para continuar devorando sus entrañas vacías y descompuestas.


Ya no había lágrimas, ya no había sangre, casi no había huesos con que palpar. Sólo quedaron muñones desgastados por el roce constante e infructuoso, por las peleas inútiles, por la interminable búsqueda de Vida. Algunas falanges quedaron olvidadas en el camino. Las ásperas lenguas ya no existían y sus resecas gargantas sólo podían emitir gemidos inconexos con los que intentaban interrogarse acerca de la luz, de la salida... Sus pies se habían roído de tanto caminar y, ahora, se arrastraban penosamente sobre los restos de sus esqueléticas extremidades. El calor, la arena, las afiladas rocas que antes desollaran sus piernas reclamaron ahora lo que restaba de carne, calcinaban al presente sus huesos. Poco a poco, abandonaron fragmentos necrosados de sí mismos durante su desplazamiento, jirones que les pertenecían pero que nada podían hacer por recobrar. Vino la noche, y nuevamente el frío les atenazó. Quebró sus dientes confusos, ajó aún más sus cráneos desguarnecidos, desmenuzó muchos de sus descalcificados huesos.


-"¿Y la luz? -pensaron- ¿Dónde está la salida? ¿Hasta cuándo tendremos que vagar en la desolación?"

Intentaron por millonésima vez comunicarse inteligentemente, mas únicamente pudieron transmitirse guturales alaridos procedentes de su tristeza. Reaparecieron los ecos de los que les precedieron en el exterminio y, aún careciendo de oídos, escucharon desde su dictamen los clamorosos reproches, los armónicos lamentos de sus víctimas. La conciencia se manifestó como consciencia y recordaron las cabezas que en su nombre se cercenaron, las mujeres a las que se violaron, los niños a los que se degollaron; las victimas de mil y un genocidios y holocaustos, las causas sin acciones por la que fueron aniquilados. En sus mentes se formaron interminables montañas y valles de cadáveres, océanos y mares de muerte y destrucción cometida por ellos o en su nombre. El sentimiento de yerro se anexionó al frío para continuar socavando lo poco que quedaba de sus entrañas.


El soplo trasladaba la polvareda de sus entidades de un lugar a otro, era castigado por el solo hecho de serlo. Las cenizas se interrogaban mutuamente, en silencio:

-"¿Dónde está la salida? ¿Dónde está la luz? ¿Acaso no hay fin para esta tortura? ¿Estamos condenados a la eternidad de la nada? "

Las moléculas, azotadas, abrasadas por el viento intentaron modificarse, conformar una mínima y simbólica apariencia de los cuerpos que fueron a fin de albergar su ego. Más los egos no fueron capaces ya de encarnare. Ya solo eran eso: egos. El frío más puro y cruel experimentado hasta el momento los cristalizó.

Emergieron de la negrura los fantasmas de sus víctimas. Miles de millones de rostros se cernieron sobre sus consciencias. Todos distintos, todos diferentes, todos con su historia, todos muertos, sin dejar descendencia ni en la memoria de los suyos; pues por haber no había descendencia, ni memoria, ni suyos... No quedaba nada; solo quedaba la nada…Y en esta ocasión recordaron claramente, recordaron todo el dolor, muerte y destrucción que ellos mismos generaron. La congoja no tuvo por donde expresarse al carecer ya de cuerpos. Sólo sus sentimientos parecían sobrevivir, y desde ellos, incapaces de soportar tanto horror, por fin clamaron:

-¡Basta ya! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Lo sentimos!


El céfiro se paralizó, los astros detuvieron su curso, las estrellas esperaron atentamente sentir sus palabras, las llamas del infierno parecieron congelarse, el tiempo quedó suspenso, el universo entero se distorsionó a la espera de la reflexión final. Los Creadores fueron conscientes de que solamente tras purgar el mal realizado, tras reconocer la destrucción de la que fueron responsables, encontrarían la paz, la luz, la salida. La Humanidad, juguete de sus manos, se presentó ante ellos como una sola voz. Tras eones y eones, los Dioses y Humanos extintos -el crepúsculo de lo que todos fueron- se comunicaron.


-"¿Dónde está la luz? -Inquirieron algunos Dioses más elementales-¿Dónde se encuentra la salida?"


Los espectros de los que fueron Humanos, de los que fueron sus Hijos, respondieron:


-Sin mortales que os adoren, ¿Qué sois? Sólo bocas vacías, oídos sordos, cuerpos imaginarios sin ropajes, muertos eternos condenados a la soledad y a la invisibilidad.

-“¡Somos Dioses! –Respondieron- estamos más allá del bien y del mal. Somos inmortales. ¡Nuestro es el poder!

¿De qué os sirve a vuestro presunto poder, si no sois capaces de cobrar forma ante vosotros mismos, si ya ni entre vosotros os reconocéis? Sin nuestros miedos e ignorancias, sin nuestras alegrías y frustraciones, sin nuestras esperanzas y deseo de trascendencias, sin nuestra fantasía no sois nadie; si no creemos en vosotros no sois nada. No existís si no lo hacemos nosotros. ¡Ese es nuestro poder!.

Los ecos reverberaron disgustados con intención de regresar al mundo de la nada y esperar eones a que los Dioses se encontraran preparados para entender. El decepcionado cosmos se disponía a entrar en movimiento.

-“Esperad” –suplicaron- ¡Ayudadnos! ¡Salvadnos! ¡Dadnos la luz! No nos dejéis aquí.

-No podemos hacer nada -clamaron como una sola voz-; no existimos, no somos. Nos aniquilasteis o permitisteis nuestra destrucción. Contemplasteis impasibles nuestra evolución. A lo largo de los tiempos, en el nombre de cada uno de vosotros hemos sido juzgados, sacrificados, torturados; se han levantado guerras malditas en nombre de vuestra bendición. Únicamente si decidís Morir para Crear de nuevo, tendréis una oportunidad. Vuestra limitada fuerza creadora se encuentra aún en vuestras esencias. Debéis sacrificar vuestra inmortalidad para instaurar un mundo mortal. Ese mundo mortal y perecedero evolucionará. Con suerte generara seres conscientes de sí mismos y de su caducidad, entes que -como nosotros- ante el miedo a dejar de existir, ante la necesidad de dar explicaciones y significado a lo desconocido os reinventarán, os necesitarán. Ante fenómenos como el rayo, el viento, las aguas, el movimiento de los astros, la vida y reproducción de los animales y plantas o la muerte de los miembros de sus sociedades los nuevos seres primitivos carecerán de explicaciones racionales. Al no disponer de respuestas naturales para sus interrogantes se refugiaran en otras que aludan a fuerzas o seres sobrenaturales. Sólo así naceréis, tendréis nombres, formas, poderes y se os adorara; sólo así tendréis cuerpo, color, luz, salida del mundo de la sombras y del desierto de la no existencia.

El universo permaneció absorto.

-Ahora bien, una vez vivificados habréis de cuidar a vuestros nuevos adoradores para que no perezcan como colectivo; tendréis que ser bondadosos con ellos, deberéis protegerlos incluso de ellos mismos, pues de lo contrario la Nada regresara.


Las cenizas se removieron, recombinaron sus átomos, se transmutaron de inorgánicas a orgánicas. Edades más tarde, apareció la atmósfera y con ella vino la luz nueva, con la luz se recombinaron reiteradamente las cenizas. La nueva vida se edifico a partir de los restringidos restos de cuerpo simples: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, así como de los restos de calcio, azufre y fósforo. Los dioses inmortales perecieron, los ecos se extinguieron y la vida efímera comenzó a extenderse y afianzarse poco a poco. Inicialmente bajo la aparición de moléculas orgánicas como los ácidos animados, azúcares, urea. Con el tiempo aparecieron las células simples y más tarde las formas de seres más complejos.


Transcurrieron eternidades y períodos. Los vergeles abundaron, los ríos se extendieron, los seres vivos evolucionaron, se transformaron e intentaron dominar la tierra bajo distintas formas, pero muchas fracasaron. Mientras tanto los dioses permanecieron olvidados, dormidos, muertos... Un sinnúmero de días y noches transcurrieron bostezando. La conciencia de sí mismo intento emerger bajo el frío y el calor, pero no lo consiguió. Probó suerte primero en los mares, más tarde en el cielo, finalmente sobre la tierra. Unos seres débiles y primitivos se desarrollaron, tuvieron conciencia de sí mismos y de su muerte, buscaron sentido a la sequía, a la enfermedad, al dolor, pidieron protección en la caza y para su familia y hogares.

Un día, unos inquietos arácnidos se preguntaron:


-¿Dónde está la luz? ¿Dónde está la salida? ¿De dónde venimos? ¿A donde vamos? ¿Qué sentido tiene la muerte?

Elevaron sus peludas patas hacia el cielo al tiempo que sus mandíbulas recitaban extraños cánticos llenos de devoción. Como si desearan tocar el cielo articularon sus pedipalpos de manera armoniosa, acariciando aire, percibiéndolo a través de sus pilosidades: la primera y rudimentaria adoración apareció. Ese día aconteció la vuelta de los Dioses. regresaron del olvido a causa de la necesidad de conclusión de los arácnidos; sus preguntas les devolvieron a la vida.

Las antiguas cenizas se reunieron, del polvo cobraron vida,fueron tallados y esculpidos, tomaron formas y colores semejantes a los de sus fieles pues, al fin y al cabo, habían sido creados a imagen y semejanza de sus criaturas.

En ese día las primeras deidades fueron bautizadas, se les otorgó poder. Acompañaron a aquellos seres con el firme propósito de no permitir que murieran.ya que un eco del pasado susurraba que no sería de su agrado encontrarse de nuevo en el infierno y purgatorio al que los Hombres, primeros Avatares Creadores de los Dioses les habían relegado a causa de  sus pecados.




martes, 24 de febrero de 2015

EL OKUPA.POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ.



EL OKUPA.POR DAVID MARIO VILLA MARTÍNEZ


La vida da muchas vueltas, todo cambia y lo que creemos saber acerca de nosotros y de nuestro entorno se encuentra en continua evolución. En ocasiones vivimos la existencia como una guerra y nos podemos sentir invadidos.

EL OKUPA
Soy desterrado, desalojado como sin techo al que, al no poder pagar la hipoteca las autoridades hubieran mandado un burofax de preaviso para luego ser expulsado por las fuerzas del orden. He de reconocer que en raras ocasiones he pactado con el dueño de mi residencia, más o menos permanente. Soy, por mi naturaleza e ideología, un okupa que da la patada a moradas abandonadas o descuidadas por sus dueños. También admito que no todos sus amos mantienen sus propiedades de la manera en que deberían; eso tiene mucho que ver con las circunstancias personales y los momentos puntuales de los que viven sus desgracias con mayor intensidad o de manera sosegada. Sea como fuere no es mi problema y tal como hacen los míos, observó, calculó y sopesó debilidades estructurales para entrar por donde muchos dicen que es prohibido.

Tenemos una fama infame, valga el juego de palabras, pero en realidad creo que es por incomprensión, miedo o desconocimiento de nuestro particular tipo de vida. Para ellos somos bichos raros. También es una manera de que nos respeten. Nuestra fama de asociales o anárquicos suele protegernos durante bastante tiempo y, dependiendo de los casos, durante años o por toda una vida.

No es frecuente encontrar un habitáculo amplio y bien conservado en el que uno se sienta a sus anchas, salvo en golosas ocasiones en las que nos llamamos o avisamos para compartir el espacio, hacernos fuertes en él y defenderlo a toda costa. En la mayoría de las ocasiones, al principio, no me hago notar; intentó pasar lo más desapercibido posible, tanto para el dueño, como para el resto de los posibles vecinos que me rodean. Es mejor así hasta que me hago amo de la situación, coloco mis defensas y trampas que me avisan de la llegada de indeseables y así impedir el desalojo. Depende mucho de las zonas, ideas y de si tienes a otros compañeros sin cobijo. Podemos pasar años desapercibidos o sin llamar demasiado la atención. La pega es que nuestra soberbia y orgullo, generalmente, terminan por delatarnos siendo visibles o intuidos, ya sea por nuestras palabras o por nuestros actos, denominados groseros o antisociales por el resto de la comunidad.

No es tan sencillo, por parte de un demonio menor, poseer un cuerpo. Ni siquiera cuando el alma de su dueño es oscura y despiadada. Esta situación tampoco supone un reto interesante para la Oscuridad. Como decía, preferimos espacios amplios y mejor conservados para corromper. En la mayoría de los casos tenemos que conformarnos con lo que los hombres llaman opresión diabólica; es decir un control relativo del cuerpo desde el exterior con el que intentamos influir en la voluntad del hombre. En mi caso es muy frustrante y agotador tener ese tipo de residencia en la que parece que permanezco simplemente en el recibidor del portal, al lado de los buzones, aunque no es tan dolorosa como la posesión. Cuando la consigues eres el amo y señor del envase en el que te hospedas y puedes alimentarte de los miedos, frustraciones, confusiones y degradaciones del cuerpo que posees. Aunque para los hombres sea abominación y maldición, para nosotros no deja de ser una satisfacción dulce, llena de esfuerzo y dedicación en la que continuamente estamos aprendiendo y mejorando. ¡Es todo un reto personal! Hay que estar atentos para que las mentiras que susurramos y que salen de la boca de nuestros alojamientos tengan convicción y suenen a verdad, para borrar recuerdos gratos a los que se aferran y matar esperanzas que sean tablas de salvación futuribles. Hay que hacer una buena limpieza a nuestra manera para desechar todo aquello que nos estorba o entorpece nuestra labor. Hay que eliminar del alma pura todo rastro de los santo o divino, independientemente de cuál fuera su creencia, religión o espiritualidad concretas.

A nuestro líder le llaman Príncipe de las Tinieblas, y en verdad que lo es. Nosotros intentamos alcanzar su retorcida perfección en la maldad pura, sin fisuras; en el engaño como seducción para complacer las carencias y anhelos insatisfechos del ser humano. A partir de ahí, una vez embaucado, encontrado aquello que cree que necesita o que piensa que le hará feliz, el trabajo es mucho más sencillo.

De tener espacio suficiente, o muchas posibilidades de propagar la perversidad, invitamos a nuestros hermanos sin techo en solidaria llamada para compartir la vivienda deshumanizada y defenderla de los posibles posteriores ataques. Es entonces cuando perdemos nuestro nombre particular para convertirnos en Legión, pues muchos acudimos.

Anhelo ser tan fuerte como para controlar a mi habitáculo de tal manera que flote, blasfeme, se retuerza, vomité para mostrar mi poder y por extensión el, de la oscuridad. Al fin y al cabo somos Guerreros de la Oscuridad. Por lo tanto no hay descanso y sí mucha disciplina. Y como soldado puedo ser herido, puedo perder la batalla. Con la oscuridad nos defendemos y ganamos los territorios, mas la Luz es nuestro talón de Aquiles.

Puedo obligar a cometer las mayores atrocidades al hombre  o mujer en los que me cobijo: a mentir, robar, matar, destruir, dispersar el caos y hacer disfrutar con ello. Pueden ser conscientes o no; es lo de menos. Al fin y al cabo es lo que soy y esa es mi naturaleza. Presuntos y bienintencionados actos de bondad apenas me ciegan durante un ínfimo instante y no suponen más que los zarpazos de un minúsculo gatito.

El hombre es prepotente por naturaleza y considera sus buenas acciones más grandes de lo que realmente son y esa es una de sus debilidades. Como suelen decir aquí, “el infierno está lleno de buenas intenciones “y de ello soy testigo, al ser fruto de una de ellas, de un íncubo; de un demonio que tomó la forma de una mujer atractiva para seducir a los varones, sobre todo a los adolescentes y a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías. Mi madre es una mujer de gran sensualidad y de una extrema belleza incandescente. Es un egregor al que se le confirieron fuerzas y poderes concretos a los que, de común acuerdo, se le otorgaron unos significados reconocidos y asumirlos. ¡Incautos!. Siempre habéis creído que somos seres limitados, almas viejas condenadas con origen en el comienzo de la creación. No hay tiempo, no hay espacio, y a cada instante somos más numerosos, sea cual sea la cultura que nos nombre o el apodo con el que se nos denomine.

Tan sólo la Luz pura puede dañarnos o expulsarnos de nuestros hogares y eso causa un sufrimiento atroz en nuestra entidad propia y en colectiva. Además, fallar en una misión, por pequeña que sea, es una deshonra para los Guerreros de la Oscuridad. No entienden que en esta dimensión repleta de densidad buscamos un lugar donde vivir, ser y desarrollarnos según nuestra propia naturaleza parasitaria. Tan sólo algunos humanos nos invocan deliberadamente mediante conjuros extraños o libros de conocimiento falsos. ¿Nosotros decir la verdad?... Pero si su intención es verdadera acudimos a tales invitaciones, pues la predisposición a corromperse no es desdeñable tal y como están las cosas con esas nuevas conciencias individuales, ajenas a las religiones establecidas que tanto nos han facilitado las cosas durante milenios causando la limitación del pensamiento individual. Las nuevas creencias nos tienen en una incipiente crisis. Hay que actuar de otra forma más sinuosa con ellas. En cierto modo somos más fuertes desde ese punto de vista  que pretende ignorarnos para no darnos fuerzas desde el Egregor original. Existimos quieran vernos o no y mirar para otro lado simplemente es omisión, una presunta indiferencia en la que al ignorar el mal simplemente los convierten en cómplices. Al menos es lo que dicen nuestros superiores… ¿Nos dirán la verdad?

Se acerca el sacerdote, el exorcista designado para el por el Obispo tras años de burocracia, buena para mí y que me ha permitido que tuviera tiempo de permanencia extra. Evidentemente ha cursado y obtenido el título oficial de exorcismo, impartido en Roma-Vaticano. Son muy suyos para éstos temas.

Lucharé con todas mis fuerzas, llamaré a mis Hermanos y Hermanas si es necesario para que, al menos, éste desalojador se lleve su merecido por su arrogancia, comparable a la mía. Le haré ver sus abismos, sus miedos más profundos e íntimos, le haré dudar. Él intentará hacer lo mismo conmigo de manera impecable mediante su librito. Los sacerdotes de la Iglesia Católica, para la realización del exorcismo, lo hacen bajo lo estipulado en el Ritual Romano. Algunos religiosos exorcistas como el sacerdote Gabriele Amorth, y Monseñor Carlos Alberto Mancuso desaconsejan el nuevo ritual aprobado por el Sumo Pontífice en enero de 1999, aduciendo que el antiguo ritual tenía siglos de comprobada eficacia. La verdad es que más bien nos descontroló el nuevo, acostumbrados al anterior. Ante lo novedoso dudamos al principio como reaccionar, como sucede a los humanos.

Es un juego de ajedrez en el que la partida puede quedar momentáneamente en tablas. Aún dudo acerca de mis movimientos con las piezas negras pues quiero ser creativo. Haré ver que pierdo algunas piezas para que el cobre confianza y que su posterior derrota sea aún más demoledora. El Vaticano ha descartado una anomalía psíquica en mi poseído, ya sea patológica o paranormal, y han considerado signos de posesión diabólica la aversión vehemente hacia  Dios, la Luz, la Cruz y las imágenes o símbolos sagrados. Además, dependiendo del fin bueno o dañino para el cual las empleo, han discernido si las  producciones de mi envase investigado eran dones de Dios, o signos de posesión. El hablar con muchas palabras de lenguas desconocidas o entenderlas, hacer presentes cosas distantes o escondidas y demostrar más fuerzas de lo normal no le ha parecido muy divino, en éste caso, a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. A pesar de lo dicho más arriba, creer que sólo hay posesión cuando el agua bendita quema, o la persona no puede entrar a una iglesia o se hablan lenguas desconocidas, es un error.  Es cierto que lo más característico de la posesión es que tras participar en un rito esotérico la persona sufra trances en los que emerge una segunda personalidad maligna; es decir, alguno de mi casta.

No puedo negar que tengo algo de miedo, pero tras tantos desalojos me voy acostumbrando. El trauma y el dolor van siendo menores. Ser exorcizado, ser expulsado tras una dura lucha me deja debilitado durante un tiempo, expuesto como un caracol sin caparazón. Si me hace jaque mate me convertiré en un sin techo señalado por compañeros por mi pérdida de estatus, teniendo que recurrir a la mendicidad mediante bajas energías residentes en otros. No me agrada convertirme, mientras me recupero, en un parásito energético, en una vulgar larva astral o en un vampiro energético de poca monta.

El exorcista ora, pide ayuda a los poderes de la Luz, del complemento que resalta la existencia de ambos, aunque a veces el bien y el mal sean difíciles de discernir. Pide a lo santo, a lo sagrado que le diga mi nombre. ¡Vaya novedad! Ahora utilizará el hisopo para rociarme con agua bendita. Tendré que quejarme y hacer aparecer sobre el cuerpo que habitó pústulas, llagas o estigmas. No es que no sufra mi manera, es que es lo que se espera de nosotros en esta cultura y religión determinada. A mí me gusta más lo ancestral y étnico, pues se atienen más a lo básico y, si bien tienen sus parafernalias, se centran más en la simplicidad.

¡Me exhorta en el nombre de Jesús el Cristo! Ahora me toca levitar un rato y poner los ojos en blanco. ¡Duele, duele mucho! Juro y perjuro enfurecido en arameo y lenguas muertas, olvidadas e incluso no terrenales.  Es más ameno, aunque el cuerpo de mi anfitrión sufra y tal vez no sobreviva. ¡Todo es tan monótono y poco creativo! Me cabrero de verdad y comienzo abrir y cerrar puertas, cajones haciendo mucho ruido. El numerito de bajar la temperatura exterior siempre creaba un impacto en adecuado, pero no parece que de resultado. ¡Pierdo fuerzas, pierdo voluntad! ¡Me ha hecho jaque! De nuevo me pregunta mi nombre y según las normas establecidas por occidente debo responder.

Sin más remedio le digo que soy Corvian, Príncipe de la Soberbia, Hijo del Orgullo Seductor, Nieto del Rey de la Oscuridad, Hermano de la Destructora de Almas. En sus ojos se manifiesta un atisbo de reconocimiento, como si ya nos hubiéramos encontrado antes en la cadena sin fin del equilibrio entre la Luz y la Oscuridad. Sinceramente yo no lo recuerdo pues aunque joven, soy demasiado viejo…

-¿Corvian? ¿El hijo de la Siboney?

-Sí, el pequeño –respondo extrañado-. No es el tipo usual de conversación que solemos mantener los soldados de bandos opuestos. Durante la contienda solemos hablar de nuestras respectivas familias pero no de una manera tan cordial. Incluso nos acordamos de respectivos muertos; bueno, soy yo el que blasfema acerca de los ancestros de los vulgares humanos

-¡Te pillé! -dice el exorcista con una aviesa sonrisa en los labios.

¡Vaya que sí me pilló! Tras insoportables cegueras causadas por la Luz, tras numerosas plegarias y rituales me encuentro fuera de mi anfitrión. Esta vez sí que me han sorprendido de la manera más tonta y estúpida, como si fuera un simple cadete. Casi le digo mi árbol genealógico entero.

El cuerpo del hombre está irreconocible, sudoroso, desmadejado, casi roto, pero respira. Tal vez recuerde algo de todo esto, tal vez no y, posiblemente, si lo hace lo negara pensando que ha sido una pesadilla de la cual, afortunadamente, pudo despertar. Mientras tanto yo hecho una pena, a lamerme las heridas, cobrar fuerzas en forma de larva y buscar un nuevo hospedaje sencillito de okupar mientras estoy convaleciente. En el peor de los casos puedo pedir asilo a la Legión que está dentro de Vladímir Putin.