REFLEXIONES: SOBRE CHISMES, CALUMNIAS, DIFAMACIONES Y COTILLEOS VARIOS.
Todos tenemos una parte cotilla y maldiciente. ¿Somos conscientes de ella y de como la damos o recibimos?
No deja de ser una situación
incómoda el guardar silencio ante determinadas situaciones de la vida. Dicen
que el silencio es oro, que quien calla otorga, que nos encontramos en el
silencio.
He optado por mi parte zen, ya que hay otras menos benévolas de enfocar este asunto.Permanecer en silencio es una
opción y en multitud de ocasiones la adecuada. Cuando uno cree que ya está a
vuelta de todo la realidad presente te hace recordar, vivir y poner a prueba
tus convicciones. Ser como uno es, exponerse, tiene su precio y solemos aceptarlo
aunque sea a regañadientes. Lo complicado del caso es cuando una vez expuesto
en privado en la confianza adquirida esta se quiebra. Algunas de las
repercusiones más inmediatas es que estás en boca de algunos por lo que,
presuntamente, has hecho o dejado de hacer. La forma de narrar las cosas puede
influir en terceros sin tan siquiera haber escuchado a la otra parte, generando
en ellos juicios y prejuicios ante situaciones en las que no han intervenido.
Una cosa es la realidad y otra la
manera en que la interpretamos, la forma
en que mediante comentarios para desahogarse, desacreditar o interferir en las
relaciones personales generamos la semilla de la duda en mentes ajenas.
Entonces, solo queda esperar que la gente pregunte directamente tu vivencia de
la situación, que ignore los comentarios y que se cierna a la estricta relación
personal que se mantienen en otros ámbitos. Creamos opiniones personales no
contrastadas y que desde el egocentrismo
alimentamos generando juicios y prejuicios, sembrando en cotilleos de escalera
la duda sin análisis personal tomando partido.
Es entonces cuando uno puede
valorar la opción de defenderse, desfacer entuertos como Don Quijote. Uno
no tiene que defenderse de nada si sabe su verdad. El que los demás no quieran
saberla o saquen sus propias conclusiones no ha de quitarte la paz. Aún las bocas más limpias y respetadas, con
presunta autoridad y dignidad, concedías o ganadas, pueden generar
pensamientos, emociones y actos contrarios a los predicados. La vida es así.
Quien te ensalzó puede intentar rebajarte, incluso conseguirlo ante ojos
ajenos. Éstos, tal vez solo se darán cuenta cuando ellos sean víctimas de tal
comportamiento.
¡Cuántas personas han tenido que sufrir años de angustia y pena, por las
maledicencias de personas, que con sus chismes y cuentos, han destrozado las
vidas de los demás, sin el menor respeto a su intimad y a su imagen como
personas!
En algunas localidades cuya gente lleva una abultada carga de crueldad, e
ignorancia servil, su mayor entretenimiento es levantar infundíos y poner
adjetivos a la gente, sin pensar en el daño que hacen. Bien es cierto, que no sería
justo al generalizar, porque una cosa es dar una opinión y, otra, hablar solo
para criticar y meter cizaña. Lo más triste es que a veces estas personas conocidas
como méto-me–en-todo, son promocionadas a una escala de cotillas
que tienen su jerarquía social, como si de líderes se tratara. Una parodia de
tal actitud es genialmente representada en la evolución del personaje creado
por el cómico español José Mota denominado como “la vieja el visillo”.
Está claro que una cosa es defender la propia imagen, con nuestras
opiniones, para que nuestra tranquilidad sentimental no sea amenazada y otra
muy distinta, perjudicar la imagen de los demás con razones basadas en cuentos,
chismes o invenciones, ya que entonces el respeto que uno mismo reclama
para sí, se convierte en una falta de respeto hacia las otras personas,
transformando una actitud coherente en algo incívico y despreciable al
transgredir los derechos a la intimidad y a la propia imagen de los demás.
Este tipo de comportamiento, por desgracia es muy común no solo entre las
gentes de los pueblos, que al expresarse de esa forma, no atienden a sus
propias necesidades, sino a un comportamiento que nace de la necesidad de
sentirse representados, en un habitat, donde se sienten solos, aislados, donde
la frustración de su propia existencia, tiene un límite, que deben aliviar,
mediante el cotilleo, para no estallar.
Lo malo es, cuando esa conducta se vuelve agresiva, con un alto contenido
de maldad, donde ya no se respetan los derechos personales y se transgreden las
normas sociales. En ocasiones se transforma en agresión verbal, mediante
insultos y amenazas, con comentarios hostiles y humillantes, donde el
componente más representativo es el rencor, y es entonces cuando el
comportamiento deriva hacia unos cauces lamentables, y tristes: la murmuración
maliciosa. El objeto habitual de estas murmuraciones, es la prepotencia y la
dominación de los demás, y se asegura mediante la humillación y denigración de
la otra persona, con la intención de transformarla en un ser débil e incapaz de
defenderse.
Esta conducta que transgrede las normas de comportamiento social,
prescindiendo de toda ética, vulnera siempre los derechos de los que no pueden
defenderse, y trae como resultado situaciones no deseables, con graves secuelas
en el estado emocional de la persona atacada, que a la larga solo traen
consecuencias lamentables para ambos.
Siempre me ha gustado mucho este
párrafo de Robert J. Ringer:
"Cuando alguien intenta desfigurar las palabras de usted, cambiar sus
intenciones o formular de nuevo sus propósitos, usted instintivamente, quiere
defenderse aunque sea a patadas y mordiscos. Sigue la natural inclinación de
querer probar al mundo que lo que se ha dicho de usted es falso. Hay que
reparar la terrible injusticia cometida contra usted. Cuando sus emociones
alcanzar este nivel, el calumniador ha ganado”
Me gusta mucho porque representa lo que a veces todos hemos sentido cuando se
nos difama o calumnia; pero como bien refleja el texto, si no mantenemos la
calma, si le damos tanta importancia al deshonor y a la falsedad, hemos perdido
antes incluso de poder hablar, porque los sentimientos de indignación y enfado
no son buenos compañeros de viaje del sentido común y la calma. La sangre fría
es necesaria para tener perspectiva de lo que pasa, de a quien o quienes nos
enfrentamos y de como nivelar la balanza.
No debería importarnos que haya personas que les crean; ni deberíamos esperar
que no sucediera, porque gente irracional que cree lo primero que le cuentan
hay mucha; y gente que busca primero pruebas y solo atiende a razones y hechos,
pocas.
Responder a las calumnias o las injurias esperando salvar nuestro honor o
dignidad, es partir de la base de que nos dejaran defendernos, de que
dialogaremos uno contra uno, y de que la persona que lanzó la afrenta tiene
honor y quiere aclarar las cosas. Pero no suele ser así, se calumnia para
provocar la ira del calumniado, del ofendido, para que pierda los estribos.
Las razones del que así actúa pueden ser muchas, y a veces no tan evidentes
como pudiéramos pensar.
Es un arma arrojadiza que he visto ejercer en el trabajo, que da buenos
resultados y que alguna vez hemos de sufrir en nuestra piel, pero es muy
difícil saber estar en el sitio cuando esto sucede. Personalmente lo he sufrido
en una ocasión, y me enfadé tanto al ser una agresión colectiva, que me
tacharon de agresivo (verbalmente, se entiende) al tener que defenderme desde
distintos ángulos de acusaciones ejercidas a mala fe. Hoy creo que respondería
de otra manera, pero preferiría no tener que averiguarlo.
La calumnia, la difamación y el chisme son pecados contra la
verdad. Sociológicamente o según los esquemas religiosos o espirituales
hay varios matices que están incorporados en nosotros.
CALUMNIA: Acusación hecha a sabiendas de que es falsa.
La calumnia es mentir sobre el carácter de una persona. Quien ha
calumniado debe retractarse y hacer reparación del daño hecho, en cuanto sea
posible. La lengua es un arma poderosa. La calumnia usa ese poder para hacer
gran daño.
DIFAMACION
Desacreditar a alguien divulgando algo contra su buena opinión y fama. El
difamador utiliza tanto información verdadera como falsa. Si es falsa es
calumnia. Pero aunque sea verdad lo que dice el difamador comete pecado o
delito porque le quita a una persona su derecho del buen nombre. No
confundir la difamación con la justa denuncia de un mal con el fin de defender
al inocente del agresor. Hay que examinar la intención y la finalidad.
CHISME
Comentario (verdadero o falso) que presenta a una persona o grupo en
forma negativa. El chisme es pecado aunque lo que se divulgue sea cierto. Es
pecado contra la caridad. Antes de hablar de otro piensa si te gustaría que
hablen así de ti. No hables de alguien que no está presente para
defenderse.
Desde un punto de vista religioso la Biblia nos advierte sobre los pecados de la lengua. Muchas religiones o corrientes filosóficas puede aportar conclusiones similares.
- “Yo
les digo que en el día del juicio los hombres tendrán que dar cuenta hasta de
las palabras ociosas que hayan dicho. Por tus palabras serás declarado justo, y
por lo que digas vendrá tu condenación”.
-“¿No
comprenden que todo lo que entra por la boca va a parar al vientre y después
sale del cuerpo, mientras que lo que sale de la boca procede del corazón,
y eso es lo que hace impuro al hombre? En efecto, del corazón proceden
los malos deseos, asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, mentiras,
chismes. Esas son las cosas que hacen impuro al hombre”.
-“Por
la lengua cae el hombre. Que no te llamen calumniador, porque al ladrón
le llega la deshonra, pero la condena será aún más severa para el hombre de
doble lengua”.
- “Nada
se halla tan oculto que no vaya a ser descubierto, nada escondido que no deba
ser conocido. Por eso, todo lo que digan a oscuras será oído de día; y lo que
digan al oído en los lugares más retirados, será proclamado sobre los tejados”.
Referencias religiosas aparte, es sencillo caer en
la calumnia, difamación o chisme, que es diferente a dar una opinión. También
lo es prestar oídos a ellos. No importa si uno se cree más o menos espiritual,
exento de creencias, juicios o prejuicios. Todos nos podemos creer victimas,
fiscales, jurado y aplicadores de sentencias. En definitiva la lengua es como
un cuchillo con el cual pueden intentar sacarte las tripas en privado o en
público. Sin embargo puedes salir de casa con el impermeable de la indiferencia,
el chaleco del discernimiento, las orejeras de la prudencia o simplemente aplicando
la coraza que cuestiona todo lo escuchado si no se muerden la lengua.
Si tienes ganas,
tiempo y tu coste emocional no sufre demasiado puedes optar por otras opciones
menos zen.
A mi me da pereza.