jueves, 21 de febrero de 2013

Reflexiones: Parejas abiertas.




Reflexiones: Parejas abiertas.

De seguro ya has escuchado el término en inglés “Open Relationships”…o sea, relaciones abiertas. Si no conoces este término, pues es muy sencillo, son relaciones donde ambas partes deciden abrir la relación -por lo regular sólo la parte sexual- a otras personas o parejas. Sencillamente se permiten tener sexo con terceros manteniendo aún su relación amorosa y compromiso de pareja.

En mis años de experiencia en el mundo gay, en cierto modo, he observado y estudiado este tipo de relaciones. Sé que para la mayoría de las personas esto es algo inverosímil, sin embargo mediante la observación y cuestionamiento a estas parejas he  podido entender sus motivos y las extensas variaciones dentro de este tipo de relaciones. He observado que a grandes rasgos, todas las relaciones se pueden dividir en tres grupos: Los Monógamos, los que llevan Relaciones Abiertas y los que prefieren Relaciones de Consentimiento. Digo a grandes rasgos pues igual que en nuestro arco iris de sexualidad, la variedad y tipos de relaciones va mucho más allá del blanco y del negro; existen de formas tan variadas como parejas hay en el mundo.

“Las relaciones monógamas” son las más comunes y convencionales, son las parejas que sólo tienen sexo entre ellos, por lo regular son sólo dos personas, aunque existen relaciones monógamas entre tres o más. “Las relaciones abiertas”, son las que se permiten sexo con terceros fuera de la relación principal en cualquier momento, ya sea juntos o separados, por lo regular sin reglas de juego. “Y las relaciones de consentimiento”  son aquellas donde se permite el sexo fuera de la relación o en conjunto con la pareja pero de acuerdo a ciertas reglas o normas establecidas por ambos dentro de la relación.

Dentro de la comunidad gay, la variedad entre estos tres grupos es enorme. Lo importante al final no es lo que yo diga o digan los demás, sino lo que funcione y haga feliz a cada pareja. Por lo regular los gustos de cada persona cambian según pasa el tiempo y tiene más experiencia en el mundo de las relaciones. Hay parejas que han comenzado siendo monógamos, han llegado al extremo de ser totalmente abiertos y luego han llegado a algún tipo de relación consensual y viceversa. No hay fórmulas precisas de cómo se llega de un lugar a otro. Lo importante es que ambos en la pareja estén de acuerdo y lo disfruten  por igual. En ocasiones suele proponerlo una de las partes y, la otra, con más o menos convencimiento, suele acceder para no perder a su compañero. Esta situación, a corto o medio plazo, si no está bien canalizada, puede crear no pocos conflictos emocionales e inseguridades. Dependiendo de la pareja, esta puede llegar a abocarse a la ruptura.

Como dato curioso meramente me baso en mis charlas con mis amigos personales y amigos del facebook. Las relaciones que menos han funcionado y que más problemas han traído a una pareja son las enteramente abiertas, ya que al no haber reglas de juego y todo estar permitido, la energía de la relación se ha diluido tanto que el compromiso inicial de pareja se ha perdido con el tiempo. En otras ocasiones el sexo con terceros se ha vuelto el foco de la relación, perdiéndose así en muchos casos el amor íntegro de pareja. Los celos o llegar a cuestionarse que lugar ocupa una de las partes en la vida del otro suele ser usual  en un momento determinado. No niego haber conocido parejas con relaciones totalmente abiertas a las que si les ha funcionado, aunque todos me han comentado la cantidad de problemas que han enfrentado para hacerla coherente, plena y equilibrada.

Nunca se puede decir "de este agua no beberé" o "este cura no es mi padre" pero, hoy por hoy, reconozco que yo no me siento capaz o preparado para este tipo de opción, tan personal y respetable como cualquier otra, siempre y cuando sea en bien de la paz, equilibrio y crecimiento personal de la relación.

martes, 19 de febrero de 2013

LANZAMIENTO DE LA REVISTA DIGITAL GRATUITA GAY+ART



UNA DE LAS PORTADAS PROMOCIONALES

Este 4 de Marzo de 2013 se llevará el lanzamiento de la revista Gay+Art, una revista que pretende dar una visión de nuestros adelantos en materia artística de nuestra comunidad... Estarán artistas emergentes y ya consagrados de varios géneros, solo debes bajar el archivo el 4 de Marzo.

Os invitamos a uniros a este evento, difundirlo e invitar a vuestros amigos.


Os explico brevemente en que consiste nuestro proyecto.
Gay+Art pretende ser un proyecto de auto-promoción para artistas (escritores, ilustradores, poetas dibujantes de cómics y artistas plásticos) gays, lesbianas, transexuales y heteros que incluyan en su obra ( de manera total o parcial) referencias al mundo homosexual en positivo.
De ese modo pretende ser una lanzadera o aparador para algunos artistas que no tienen opción de publicar en el encorsetado mundo de las editoriales estandart, o que si han publicado y desean difundir aún más sus obras.
El proyecto consiste en una revista de descarga gratuita publicada en la editorial Bubok y distribuida de modo viral por facebook, twitter, google, etc

El presupuesto del proyecto es 0€, la revista se realiza con las aportaciones (imágenes, escritos, cómics pensamientos y criticas) de los colaboradores y se les publicita todos los links y direcciones web que deseen para conseguir el máximo de difusión de su nombre y su obra.
Si tienes dudas puedes hacérselas llegar vía mail al grupo de coordinadores: gaymasart@hotmail.com o en el grupo de amigos de la revista 

viernes, 15 de febrero de 2013

¿Y QUE PINTO YO AQUÍ?





¿Y QUE PINTO YO AQUÍ?
Este es un relato antirromántico creado especialmente para Circulo Mundibook en el que -con mis compañeros de Espacio Niram- hemos abordado el Día de San Valentín desde puntos de vista diferentes e inusuales.


A la mañana la casa le parece aún más extraña y, el desorden más grotesco. Durante la noche anterior no se había fijado prácticamente en ella, llevada por la lánguida pasión de una orquídea marchita. Mientras curioseaba el salón, escuchó el persistente susurrar acuático de la cisterna del retrete -de un color rosa hortera-, donde había orinado instantes antes con toda clase de prejuicios higiénicos, optando por no sentarse y hacer equilibrios apoyándose en el lavabo. “¿Es que nunca va a terminar de llenarse?”-se quejó interiormente.

Envidioso, el frigorífico emitió desde la cocina un zumbido de interrumpidos lamentos, como si agonizara. Se peinó de nuevo, esta vez frente al espejo del salón. Sobre la luna se encontraban adosadas dos tulipas de color gris oscuro -una de ellas ligeramente agrietada- tal vez por el ardoroso ímpetu de una bombilla fundida. No se había fijado en aquel detalle la noche anterior y decidió que el conjunto le repelía.

Inexplicablemente se sintió incómoda ante su desnudez y se vio tentada a ponerse el sujetador y las bragas que había dejado caer descuidadamente en la habitación, en el suelo poblado de pelusas y ácaros invisibles, junto al resto de su ropa y abrigo.

-“En cuanto llegue a casa -se pensó- irán directamente a la lavadora".

En el pasillo cedió al impulso de enderezar los relieves en escayola de varios signos del zodiaco que se encontraban a ambos lados de la pared: cáncer, virgo, tauro y capricornio. Evitó mirar el inmenso jarrón que emergía del suelo como un ánfora romana de color verde agrietado y de dudoso gusto estético. Ante la puerta entreabierta del “dormitorio de invitados” se asomó con cuidado para no despertar a Daniel que dormía desnudo también, boca abajo, roncando, con el cuerpo cubierto por una delicada pátina sudorosa. El olor de las zapatillas deportivas le hizo respingar y apartarse. Había supuesto un tormento el intentar dormir en aquella cama, cubierta por una raída colcha estilo años cincuenta. Habían yacido en una cama de ochenta, y ambos no eran precisamente cortos de talla ni estrechos de hombros. La almohada era dura y el colchón de borra tan blando que, mientras oscilaban las caderas haciendo el amor, sus nalgas se encontraron al ras de lo que se suponía era el somier. Se movió inquieta durante casi una hora, intentando encontrar una postura relativamente cómoda en la que no se deslizara su cuerpo más allá de unos centímetros fuera del piecero, o no expulsar a Gabriel fuera de la cama. El se había adormecido al poco rato; evidentemente estaba acostumbrado a aquel lecho. El calor de los radiadores y el contacto obligado con su cuerpo habían sido espantosos. Minutos atrás, al levantarse, sin haber pegado ojo se había estirado como un gato varias veces con todas las fuerzas para colocar los huesos y doloridos músculos en su lugar origen.

Tras tomar con cautela la ropa interior para no despertarlo, finalmente decidió que no la necesitaba. Se dirigió a la cocina y preparó un café. Tuvo que reconocer que estaba limpia y ordenada, pero la cafetera era diminuta, casi de juguete. Cuando lo bebió, comprobó con disgusto que era amargo y fuerte, a pesar de haber añadido tres generosas cucharadas de azúcar. ¿Estaba el café mezclado con achicoria? Al pronto, admitió que estaba siendo injusta con Mabel, la dueña y compañera de piso de su eventual y frustrado 14 de febrero. Al fin y al cabo era una “invitada” impuesta, y el que no tuviera un mejor alojamiento no mermaba su hospitalidad y calidad como persona. Mabel había sido presentada apresuradamente por Daniel y desapareció sigilosamente para dejarlos a solas. 

Esperando impaciente a que alguno se espabilara ojeó “revistas del corazón” -más bien del hígado- y puso el televisor, con el volumen al mínimo, cambiando de canal continuamente al ver que la programación consistía en reposiciones de rancios culebrones de los años noventa. La antena no debía de estar bien orientada, ya que la imagen se presentaba corrompida por incómodas interferencias que le dañaban la vista. Lo apagó. Por un momento le pareció buena idea conectar el equipo de música, pero el desconocimiento acerca de su "sofisticado y delicado" funcionamiento de los años cincuenta le frenó. Inquieta y aburrida, curioseó las vitrinas y estanterías, que le revelaron los gustos y recuerdos de varias generaciones: inevitables juegos de café -uno de ellos, decorado con filigranas doradas, con un plato desportillado medio escondido-, embarazadas copas de licor, horteras baratijas de colores chillones compradas durante vacaciones en diversas playas, figurillas de cristal o porcelanas de saldo; vistosos libros encuadernados en piel, presumiblemente no leídos y destinados simplemente a dar una imagen de culta decoración; y algunas fotos... En la que estaba situada en una esquina de las baldas del mueble, al lado de una bella figura africana tallada en ébano que representaba una cabeza femenina, advirtió que Daniel y Mabel se encontraban entrelazados por la cintura,con las mejillas juntas. La foto había sido tomada allí mismo, en aquel salón. Las paredes parecían mucho más blancas, casi recién pintadas y a pesar de ser el mismo escenario se manifestaban orden y pulcritud. Ambos llevaban jerseys en ese recuerdo congelado y al fondo, sobre el sofá, reposaban varias prendas de abrigo de inviernos pasados. Centrándose en la imagen de Mabel advirtió que llevaba el pelo más largo y oscuro, que vestía de una manera más informal y colorista, que su sonrisa aparentaba ser real y la felicidad de sus ojos sincera. Una mezcla de sentimientos la asoló: sorpresa ante la contemplación de la foto, indefinidos celos, desazón al intuir que habían yacido juntos. ¿Esporádicos compañeros de cama además de piso?, ¿Pareja que en un comienzo fue estable y que ahora estaba condenada a convivir solo por motivos económicos? ¿Relación abierta?

Traspasó los dos pares de ojos de papel buscando sinceridad o falsedad en ellos, si sabían la verdad y eran capaces de contársela. No obtuvo respuesta clara, o no fue capaz de interpretarla. 

-¿Y qué pinto yo aquí? -se preguntó-.

Comenzó a vestirse siendo consciente que era 15 de Febrero, de que la mariposa del amor posada en sus labios había retomado su caprichoso vuelo.








Si tenéis inquietud por escribir o dudas acerca de como hacerlo os recomiendo que visitéis y/o suscribais al canal YouTube
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jueves, 7 de febrero de 2013

Reflexiones: ¡La edad!



Reflexiones: ¡La edad!


Reflexiones: ¡La edad!

Nuestra vida siempre será regida por periodos de tiempo, por números que van aumentando cada doce meses en nuestra particular existencia. ¡Y claro! Los primeros 6, 12, 15 o hasta 17, son "súper" y presumibles; pero casi de manera “maléfica, terrorífica, y casi apresurada”, cuando llegamos a la mayoría de edad y de ahí para adelante, comenzamos con una “angustia particular”, silenciosa y agobiante. Los 30 años son la línea divisoria que atormenta a la mayoría, aunque claro, existen algunos pocos a los que no les importa cumplir años y de manera madura disfrutan de cada etapa de su vida. Cada lustro o decenio se pueden convertir en losas personales y de comienzos de "invisibilidad" en el ambiente.



La juventud, se ha definido incluso por Las Naciones Unidas como la edad que va de 15 a 25 años. Sin embargo dicha definición puramente cronológica se ha mostrado insuficiente. La juventud es un proceso relacionado con el período de educación en la vida de las personas y su ingreso al mundo del trabajo; y esto suena bien, ¿pero en la realidad que sucede? ¿a quién le importa la experiencia del otro, si no se ve atractivo físicamente? (según los cánones establecidos por cada uno, en su muy peculiar concepto de belleza), ¿será acaso que los gays padecemos el síndrome de “Peter Pan”? ¿Oscar Wilde, escribiría su novela “el Retrato de Dorian Gray”, basándose en el miedo de los gays a envejecer?, ¿porqué el ser humano en general y más aún los gays, tememos hacernos viejos?, ¿será acaso una cuestión mediática y mercadológica la que impera en esta idea o será cierto que queremos ser eternamente jóvenes?


Por desgracia debo decir que la mayoría, sí queremos anclarnos en una edad o periodo de nuestra vida, tratamos de hacer todo lo humanamente posible para vernos siempre jóvenes, recurrimos a las cremas faciales, al ejercicio, vestimenta juvenil y hasta la cirugía estética, con el único fin de dar una imagen competitiva. Todo ello, simplemente porque ha sido una carga globalizada en la que se nos instruye de manera subliminal a que debemos vernos espectaculares y siempre lo más jóvenes y atractivos posibles. Esto me deja pensando que si los antiguos griegos vivieran en nuestra actualidad se volverían a morir, pues solo basta con investigar sobre el “Batallón Sagrado de Tebas”, o los grandes héroes de ésas regiones antiguas como Meleagro, Aquiles, Aristómenes, Cimón o Epaminondas -sólo por mencionar algunos de ellos- para darnos cuenta como vivían realmente las relaciones homosexuales. Sé lo que seguramente estarás pensando: eso era en la antigüedad; hoy es hoy, y yo te responderé diciéndote: lo entiendo, pero también entiendo que tampoco todos somos griegos y mucho menos “Adonis”.

Entonces ¿porqué no asumir el paso del tiempo en nuestro ser? Con esto no te estoy diciendo que dejes de hacer ejercicio o te descuides, simplemente estoy diciéndote que dejes de crear una atmósfera falsa de tu persona y te sientas orgulloso de la edad que ostentas, y vivas acorde con la misma. Si tienes 18, 25, 40 o 70 años, debes disfrutar intensamente el momento que estás viviendo, ya que a los veinte años tienes toda una vida por delante, mucho por aprender, muchos caminos por recorrer, muchas más personas por conocer y muchas experiencias por vivir. Si tienes cuarenta  aún te quedan años por experimentar, relaciones por vivir, experiencia adquirida por aplicar, andanzas y anécdotas por recordar; tienes la madurez que te otorgó la oportunidad de llegar a ésta edad y la fortuna de haber disfrutado todas las edades anteriores. A los setenta, ¿porqué no? tienes la oportunidad de seguir amando, tienes mucho por enseñar, vivencias y conocimientos por transmitir, pero sobre todo, tienes un bagaje exquisito de discernimientos y de experiencias para disfrutar lo que te quede de vida, pero con la tranquilidad de que recorriste un sendero que te permitió llegar a donde estás con todo lo que la vida hasta aquí te dio.


La edad solamente es una etapa momentánea, pero nunca definitiva del ser humano; por ello, éste factor tampoco debemos utilizarlo como elemento discriminatorio, ya que aunque seamos muy jóvenes y hoy nos veamos con una piel lozana, un cuerpo bello y unos rasgos perfectamente definidos, algún día llegaremos a la edad de la persona mayor que hoy vemos por debajo del hombro. Debemos aprender a respetar a las personas mayores que nosotros que algún día se vieron igual o incluso mucho mejor que nosotros. No debemos olvidar un dicho: “como te ves me vi, y como me ves te verás”. A veces nuestra inexperiencia, inmadurez, y falso engreimiento nos hacen pensar erróneamente  que nunca llegaremos a esa edad en la que no seremos nunca más jóvenes. Lo mejor es disfrutar todas y cada una de nuestras etapas de vida intensamente y aceptar de manera madura el día a día, el paso de los años.

No obstante, si es importante aclarar que para tener una vida longeva y con buena salud es importante que desde muy jóvenes  cuidemos nuestra alimentación, tengamos una rutina continua de ejercicio, durmamos las horas necesarias para que nuestro organismo se logre reponer  y podamos vernos sino más jóvenes, si con una figura y un rostro cuidados; al menos una "luz" en la mirada.

En fin, espero que la próxima vez que te veas en el espejo, disfrutes de ese reflejo y te sientas bien contigo mismo siendo quien eres, disfrutando de lo que la edad que tienes te permite tener. Cuando veas a algún gay de edad superior a la tuya no lo discrimines y brindale una sonrisa, porque quizá se pueda obtener una buena amistad de la que podrás aprender mucho de la vida. Tal vez, incluso... algo que no esperabas sentir por él. Y la próxima vez que te pregunten: ¿miedo a la edad?

Responde ¡¡¡ Jamás !!! 
Todo depende de la actitud.